En 1945 fue elegido senador por La Libertad y participó activamente en la elaboración del Estatuto Universitario, que recogió varios principios de la Reforma Universitaria.
En 1945 fue elegido senador por La Libertad y participó activamente en la elaboración del Estatuto Universitario, que recogió varios principios de la Reforma Universitaria.

La vida de Antenor Orrego Espinoza se alumbró el 22 de mayo de 1892, en la hacienda Montán, provincia de Santa Cruz, departamento de Cajamarca. Aunque nacido en la sierra andina, Orrego fue también un migrante andino que se estableció casi desde niño en Trujillo, donde estudió la primaria y secundaria en el Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo; sin embargo, el ambiente que le tocó vivir no fue el más propicio tanto en el ámbito interno como en el internacional; en efecto, en el conjunto de hechos internacionales podemos mencionar: la revolución mexicana de 1910, de inspiración popular y campesina; la Primera Guerra Mundial, que estalló en 1914; la revolución rusa de los bolcheviques, es decir de los obreros y campesinos. Al mismo tiempo, en el plano artístico, cultural y literario, se produjo también el eclipse y agonía de la Generación del 98 en España, y la aparición, como réplica, del modernismo, surgido a raíz de la pérdida de las últimas colonias españolas: Filipinas, Puerto Rico, Cuba.

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En ese ambiente de trascendentales acontecimientos, los jóvenes intelectuales trujillanos, como ocurría en otras regiones del país, se reunieron precisamente en torno del Grupo “Trujillo”, punto de partida de lo que posteriormente se denominaría Grupo Norte, entre cuyos integrantes figuraban: César Vallejo, Macedonio de la Torre, Federico Esquerre, Oscar Imaña, Domingo Parra del Riego, José Eulogio Garrido, Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Valderrama, Alfredo Rebaza Acosta, Juan Espejo Asturrizaga, Manuel Vásquez Díaz, Juan José Lora y Lora y Lorenzo Muñoz. Figurante descollante de dicho grupo, con un ascendiente magistral, fue precisamente Antenor Orrego Espinoza, íntimo amigo y compañero fraterno de César Vallejo.

En 1945 fue elegido senador por La Libertad y participó activamente en la elaboración del Estatuto Universitario, que recogió varios principios de la Reforma Universitaria, que incluiría varias renovadoras propuestas que en la época actual resultarían incomprensibles y no valoradas justamente, como la participación del tercio estudiantil en los órganos de gobierno universitario, la ratificación y también el derecho a la tacha de los malos profesores.

ACTIVIDAD ACADÉMICA

En ese estimulante e intenso contexto de lucha, innovación y cambio, la vida del maestro fue de un permanente quehacer y creación que cubrió varias áreas. Para empezar,su actividad académica como profesor y autoridad universitaria la plasmó en varios importantes hechos, entre los cuales mencionamos su magistral labor como catedrático de las asignaturas de Cultura Latinoamericana y de Filosofía de la Historia, en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de La Libertad; la fundación de la Facultad de Educación, Comercio y Medicina, así como de los Institutos de Antropología y Literatura. Podemos agregar que Orrego tenía la conciencia clara de la importancia, innovación y actualización del conocimiento y la cultura que se difunden a través de las revistas científicas, por lo que fundó la primera revista de investigaciones, titulada precisamente “Revista universitaria”.

Y coronando tan fecunda trayectoria adquiere especial significado su magistral labor como rector de la primera universidad nacional del norte de nuestra patria, para lo cual gestionó y obtuvo la donación del terreno donde actualmente funciona la ciudad universitaria de la respectiva casa superior de estudios.

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PRODUCCIÓN INTELECTUAL

Por otro lado, la intensa actividad intelectual desplegada por Orrego se plasmó también en la publicación de una serie de libros primordiales en los que desarrolló su pensamiento filosófico, histórico, educativo, estético, analítico y crítico: “Notas marginales” (1922), “El monólogo eterno” (1929), “Pueblo continente” (1939), “Estación primera” (1961), “Hacia un humanismo americano” (1966), “Mi encuentro con César Vallejo” (1989).

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PRÓLOGOS Y ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

También Orrego ejerció una brillante trayectoria como crítico literario, plasmada en sus artículos publicados en los periódicos de la época, como “La Reforma” y “La Libertad”. No obstante, el ejercicio magistral, exhaustivo, explorador, analítico y valorativo se puede apreciar en los excelentes e insuperables prólogos a libros extraordinarios de la época, en cuyo conjunto destacan: “Trilce” de César Vallejo, seguramente el primordial de todo el conjunto, porque allí señaló por primera vez la dimensión universal del poeta santiaguino, al que se sumaron: “El libro de la nave dorada”, del ascopano Alcides Spelucín; “Palabras de tierra” y “La dimensión de la piedra”, del celendino Julio Garrido Malaver; el revolucionario y novedoso “La baraja i los dados del alba”, del pacasmayino Nicanor de la Fuente Benavides (Nixa); y “Fogatas”, de Eloy Espinoza.

Podemos agregar un hecho curioso, pero también de especial significado: en 1913 Orrego obtuvo el primer premio del concurso organizado por el diario “La Nación”, de Lima, por su artículo “Arte moderno”. Curiosamente, en ese mismo evento, Abraham Valdelomar obtuvo el primer premio de cuento por “El caballero Carmelo”.

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TRASCENDENCIA Y PROPAGACIÓN DE SU OBRA

En este enriquecedor y evocador panorama, varios profesores universitarios, investigadores y escritores trujillanos vienen plasmando en su labor intelectual el fruto de sus investigaciones, exploraciones, indagaciones y valoraciones de la producción intelectual del ilustre cajamarquino afincado en Trujillo. En ese estimulante panorama destacamos la publicación de los libros “Pensamiento educativo de Antenor Orrego”, de Elmer Robles Ortiz; “La crítica literaria de Antenor Orrego”, de Saniel Lozano Alvarado; “Pensamiento y obra de Antenor Orrego”, de Bruno Cépeda Ruiz; “Antenor Orrego, periodista” y “Apreciaciones al pensamiento y obra de Antenor Orrego”, de Eduardo Paz Esquerre. A ese sobresaliente conjunto podemos agregar la publicación “Antenor Orrego: obras completas”, de Luis Alva Castro.

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