Diez cuadros exhibidos en Galería Índigo, en San Isidro, nos dan a conocer la nueva etapa artística de la peruana Teresa Grau. La reconocida artista plástica está de regreso en el mundo del arte, tras diez años de pausa, con una exposición titulada “Desde arriba”, en la que cerros, andenes, paisajes, ríos y lagunas han sido plasmados desde su mirada aérea.
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La artista, bisnieta del almirante Miguel Grau y nieta del arquitecto Ricardo Malachowski, nos habla sobre su interés por el arte desde niña, la constancia que la llevó a estudiar esta disciplina después de casarse y tener hijos, y su regreso con una nueva perspectiva creativa. Dejó atrás lo abstracto para dedicarse a pintar paisajes desde lo alto.
“He trabajado mucho con pintura abstracta, pero cuando empecé con esta muestra vi una vista aérea que, al analizarla más, me llevó a lo figurativo sin dejar del todo mi esencia”, comenta Teresa a Correo.

¿Qué la inspiró a pintar desde una perspectiva aérea?
Siempre me han gustado las sinuosidades de los ríos, el movimiento natural que crean. Las carreteras vistas desde arriba también me fascinan: a veces curvas, a veces rectas, rodeando cerros. Busco que mi pintura tenga movimiento, no solo por el color. Me atrae esa contradicción entre lo dinámico y lo estático que se percibe desde arriba, donde todo parece quieto, pero hay vida en cada paisaje.
¿Cree que esta muestra, más figurativa, también refleja un cambio personal?
Sin duda. Vivo en Urubamba, y la naturaleza ahí me ha influido mucho. Los andenes, los colores, la luz... todo lo que me rodea me ha transformado. No fue algo consciente, simplemente sucedió.
La naturaleza puede confrontarnos, hacernos reflexionar. ¿Sintió algo así?
Sí, totalmente. Los verdes intensos, los campos amarillos según la estación, los cambios de luz me impresionan. Los colores y la luz son vitales para mí. De hecho, me gustaría pintar un mismo paisaje en distintos momentos del día, porque cambia completamente.
¿Qué materiales o técnicas utiliza para esta exposición y por qué los eligió?
Desde que comencé, siempre he usado óleo. Me encanta porque puede ser intenso o suave, se puede superponer, borrar, trabajar por capas. Es mi medio por excelencia y no lo cambio.

¿Tiene algún ritual al momento de pintar?
Sí, la constancia. En la universidad te enseñan que sin constancia no hay avance. Hay que ir al taller todos los días o al menos frecuentemente. Aunque no sepas qué pintar, tienes que estar ahí, mirar el lienzo, dibujar algo, leer. Si no estás presente, te desconectas del trabajo.
¿Cree que el arte puede ayudarnos a reflexionar sobre temas como el cuidado del medio ambiente?
Sí, el arte es introspección. Cuando uno pinta entra en sus emociones, y esa obra [la pintura de una mina y un socavón] me hizo reflexionar. No sé si transmite algo a favor o en contra, pero sí transmite una emoción real.
¿En qué momento decidió dedicarse al arte?
Creo que el arte siempre estuvo en mí. De niña me encantaban los colores. Estudié decoración, me casé, tuve hijos, pero esa necesidad seguía. A los 35 años decidí entrar a la Universidad Católica. Tenía cinco hijos y fue un gran reto, pero lo hice. Era la “tía” del grupo, pero me adapté y aprendí mucho.
¿Qué se hace con los prejuicios?
Mucha gente dice que los artistas se mueren de hambre, y eso no es verdad. Uno puede hacer otras cosas en paralelo, pero el arte siempre está dentro. Yo también tuve que dejarlo unos años y luego volví. Si algo te apasiona, hay que hacerlo, sin miedo ni culpa.

¿Le ha sido beneficioso ser descendiente de Miguel Grau y Ricardo Malachowski?
No, al contrario. Me ha exigido más. He sentido la responsabilidad de estar a la altura de esos apellidos.
Si tuviera que definir su arte en una sola palabra, ¿cuál sería?
Constancia. Es lo que más he trabajado y lo que me ha sostenido todo este tiempo.
SOBRE LA ARTISTA
Teresa Grau, artista
Estudió pintura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su trayectoria incluye exposiciones en Lima, Nueva York, Toronto, Santiago y Quito, y un largo periodo de dedicación a la arquitectura y el diseño de espacios.
19 noviembre finaliza su muestra en la Galería Índigo.
35 años tenía cuando inició sus estudios en arte.
1991 obtuvo su licenciatura en la PUCP.
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