Escritor publica su nueva novela "Tierra de canes" con la Editorial Alfaguara.
Escritor publica su nueva novela "Tierra de canes" con la Editorial Alfaguara.

“El perro siempre estuvo en los episodios de la conquista”, nos dice Carlos Enrique Freyre, autor de “Tierra de canes” (Editorial Alfaguara), novela con la que reafirma su talento en el oficio, y nos regresa a 1502 de la mano de Tomás de Xérex; un hombre que deja su pueblo en España para buscar fortuna en el Nuevo Mundo. “Revisando archivos y leyendo las crónicas de Bartolomé de las Casas, se da cuenta de los aperreamientos, una práctica cruel para someter a los indígenas”, agrega el escritor y coronel del Ejercito Peruano.

La historia de Tomás de Xérex nos vuelve a recordar lo terrible, sangriento, violento y cruel de la conquista de América. Yo creo que el mundo era así, si lo vemos con la escala de valores de ahora, lo ves brutal, sumamente brutal, pero si lo observas, en cómo ellos lo articulan en ese tiempo, ellos estaban en guerra. Vivían en una guerra constante, de hecho las etnias locales también vivían permanente en conflicto, aprovechaban la llegada de los españoles para solucionar sus temas particulares.

Esa relación del humano y el perro como arma de guerra es bastante particular. Es su arma y a la vez es su amigo, es una dicotomía bastante peculiar. Estas relaciones se ven bastante bien con Leoncico, el perro de Vasco Núñez de Balboa, hay una escena en la novela, no me lo he inventado, cuando Núñez de Balboa, con un gran sentido de la dependencia, llega al Océano Pacífico, y se pone a mirar todo el océano con su perro, imagínate. Toda la tropa tuvo que esperar que los dos vean el mar, para avanzar, mira esa cercanía con los animales.

Tierra de Canes, apelando a la historia, nos recuerda el grado en que podemos llegar a deshumanizarnos. Cualquier conflicto, comienza a quitarle al ser humano su verdadera capa, yo lo he visto bastante de cerca. Una cosa es el comportamiento de cualquier persona cuando cubre sus necesidades básicas, pero otra es cuando las estás padeciendo. Otra cosa es cuando, o es tu vida o la del otro, entonces tu comportamiento va a comenzar a ser más el de un animal. La guerra tiene esos caminos, y por eso es que son fenómenos sociales muy complejos.

Tu novela exigió una investigación histórica muy detallada. Viajé a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, Andalucía), ciudad de donde parte Tomás de Xérex, el protagonista de la historia. Para mi es importante respirar el ambiente de los lugares para poder escribir, fui para ver zarpar a los barcos, en el puerto de Sevilla, traté de reconstruir estos viajes a América. Hay que reconocer que estos hombres eran sumamente valientes, estaban tomando riesgos todo el tiempo, y se van a encontrar con una realidad que nunca habían visto.

¿Has trabajado con hechos históricos, cómo se logra el equilibrio con la ficción? Cuando tengo la información de la condición humana de los personajes, tienes una idea del comportamiento de ese hombre en los eventos en los que no hay registro. La ficción, siempre está relacionada al comportamiento de estos personajes. En la novela aparece un Pizarro más joven, recién llegado también de España, Y me llama mucho la atención de que Pizarro no es de los pretenden regresar a España. Él llegó a Perú casi 30 años después de haber llegado a América, ese espacio de sapiencia, de experiencia, es lo que permitió que pueda derrotar a Atahualpa.

¿En tu proceso creativo entra mucho lo que se llama la inspiración? Lo que hay son historias buenas que uno puede captar, pero no creo mucho en la inspiración como tal, o en un estado de ánimo como tal. También es importante la disciplina, yo tengo horarios, ahora que soy coronel hay algunas cosas que he dejado de hacer, tengo gente que me ayuda lo que me permite escribir continuado.