El intercambio epistolar entre el poeta peruano Enrique Verástegui y el crítico y traductor alemán Wolfgang Alexander Luchting, desde septiembre de 1973 a febrero de 1977, motivaron al escritor e investigador Carlos Villacorta Gonzáles para la edición y publicación de “Cartas desde los extramuros” (Intermezzo Tropical, 2025).
“El proyecto empezó en el 2018 cuando estaba revisando el archivo de Ricardo Piglia en la Universidad de Princeton y encuentro las cartas entre Wolfgang A. Luchting y Enrique Verástegui. Desde ese momento, empecé un largo proceso de leer, ordenar y catalogar las cartas de ambos autores para poder luego digitalizarlas y editarlas”, dice Villacorta.
La edición no fue un proceso nada sencillo. Así es, pues implica además incluir notas que ayuden al lector a comprender los distintos personajes, libros, etc. que aparecen nombrados en el libro, además de contextualizar el momento de escritura de estas cartas. En el año 2023, completé la edición de todo el material.
¿Cómo llegaron las cartas encontradas al archivo de la Universidad de Princeton? Toda la correspondencia del profesor Luchting fue comprada por la Universidad de Princeton en 1995. Son 10 cajas con una gran cantidad de cartas, manuscritos, traducciones, contratos de publicación, etc, entre Luchting y muchos autores latinoamericanos, especialmente de Perú, Colombia, Chile y México. Entre ellos están Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Mario Vargas Llosa, Julio Ortega, José Miguel Oviedo y Carlos Meneses; otros latinoamericanos son Fernando Alegría, Antonio Skármeta, Ernesto Sábato. Las cartas de Verástegui se encontraban olvidadas y al leerlas encontré tanto el retrato de una época como las angustias de un joven poeta por publicar sus libros.
¿Por qué es significativa esa correspondencia epistolar entre Verástegui y Luchting? En Estados Unidos y en Europa existe una gran tradición de publicar otros textos de los escritores, por ejemplo, sus correspondencias con editores, otros autores, lectores, así como biografías, autobiografías, y otros materiales. En Perú, no es costumbre hacerlo aunque ya se hayan recuperado material de poetas y narradores importantes como César Vallejo, Javier Heraud, José María Arguedas. Todo este material no solo valida el trabajo del escritor sino que sirve para entender el complejo cultural y literario donde se inscribe el autor y su obra. Las cartas de Verástegui y Luchting revelan una relación compleja entre un joven escritor latinoamericano y un académico extranjero en un momento clave de la historia peruana: el gobierno militar de Velasco y de Morales Bermúdez. Publicar y ser leído en el Perú implica no solo buscar los caminos para publicar sino también enfrentarse a las crisis políticas que nos afectan como sociedad. Las cartas son una muestra de la compleja relación entre el escritor y el mundo editorial.
¿Cuáles fueron las reales intenciones de ese intercambio epistolar? Inicialmente, Verastegui contacta a Luchting para que lo ayude a publicar sus textos. Busca un lector, pero no uno cualquiera, sino uno con las credenciales académicas, uno que valide su trabajo fuera del Perú. Eso es evidente a lo largo de todas las cartas. Al mismo tiempo, su amistad con Luchting es compleja. Verástegui no solo busca colocar sus textos en el exterior sino que también comparte aspectos personales e íntimos de su vida: las vicisitudes de otros poetas y escritores de los setenta, el terremoto de 1974, su matrimonio con la poeta Carmen Ollé y el nacimiento de su hija Vanesa, el viaje a Europa con la beca Guggenheim, etc. Es una amistad intelectual que abarca más que solo conseguir contactos.

Se lee en la correspondencia la queja del poeta peruano por cierta censura a su poemario “Monte de goce”. Así es. Monte de goce pudo haber tenido un impacto mayor de haber salido publicado en 1973 o 74. Lamentablemente, el libro fue víctima de dos situaciones críticas: por un lado, el tema erótico del libro no fue apreciado o bien recibido por algunos lectores en Lima, una de ellas sería Martha Hildebrandt, entonces directora del Instituto Nacional de Cultura. Por otro lado, el libro sufrió los problemas de la crisis económica, consecuencia del gobierno militar de Velasco y de Morales Bermúdez. Ambas situaciones deben leerse como los problemas que existieron y que existen para publicar en el Perú, no solo literatura, sino poesía, ya sea social, política, erótica etc. Al mismo tiempo, Verástegui no pertenece a ninguna clase social con privilegio, es un poeta afro-peruano migrante que no cuenta con ninguna ayuda más que su propia pluma. Este ejemplo es uno más de una larga tradición en el Perú que se puede rastrear incluso hasta Felipe Guamán Poma de Ayala, es decir quién tiene derecho a publicar en el Perú.
Una correspondencia mutua siempre nos dará una visión de una determinada etapa en la vida de sus autores. Por un lado, está el profesor Luchting, ya bien establecido en la Academia norteamericana en Washington State University en Oregon, donde trabajará hasta su jubilación en 1993. Está en comunicación con muchos escritores del Boom y post Boon, traduce varias novelas latinoamericanas al alemán, solo por nombrar dos, Abaddon, el exterminador de Ernesto Sábato y La casa verde de Vargas Llosa. Por otro, está el joven Verástegui, cuyo primer poemario ha sido bien recibido en el medio peruano. Es miembro de Hora Zero, uno de los grupos más importantes y renovadores de la poesía contemporánea. Pero al mismo tiempo vive una crisis que tiene que ver en cómo consolidarse como escritor en Perú en medio de una sociedad precaria tanto literaria como políticamente. El diálogo que establecen ambos los ayuda a comprender mejor tanto a una nueva generación de escritores, los del setenta, y las posibilidades de convertirse en escritor en el exterior, sea en Estados Unidos o en Europa.
¿Consideras que Enrique Verástegui tiene ese reconocimiento que merece por su obra? Yo creo que no. Si bien es cierto que, en los círculos de poesía, su trabajo está muy bien considerado y valorado, esto no necesariamente es cierto a un nivel más amplio. Su ya clásico primer poemario En los extramuros del mundo es el más editado, pero no así los demás. En el Perú todavía hay muy pocos estudios sobre su obra, no hay reediciones de sus libros, tampoco antologías. En el exterior, sin embargo, sí ha habido una mejor recepción. En México, la editorial Kodama Cartonera, publicó Splendor, que incluye los primeros cinco libros de Verástegui. Pero aún falta mucho para que su obra tenga una mayor difusión y reconocimiento.