Carmen Martos siempre supo que la música sería una pasión que la acompañaría durante toda su vida, a pesar de las extrañas jugadas del destino que nos lleva por caminos insospechados. La cantautora cajamarquina, en 1988, fue artista exclusiva del importante sello de discos El Virrey y logró que su propuesta en los géneros pop, balada y rock, la dieran a conocer. Sin embargo, para ella, la fusión musical, el atrevimiento de innovar con nuestros ritmos autóctonos la llevó a convertir “El Cilulo” en todo un hit, en 1992. Tras el éxito, la cantante, compositora, abogada y socióloga, se alejó un tiempo de la música para retomarla hace algunos años con “Perú Fusión”, un álbum con temas propios que la ha devuelto a un mundo y espacio creativo que no piensa abandonar. “Como abogada y como socióloga tenía un campo en el que había logrado méritos, pero, siempre al desarrollar mi trabajo me preguntaba: ¿Qué hago yo acá? No es mi mundo”, recuerda la cantautora.
Tu pasión por la música la habías dejado de lado. Estaba como resignada, decía que era lo correcto, lo que debía hacer. También tenía mucho que ver que en aquellos tiempos, económicamente era lo que tocaba.
Recordabas esas épocas de las grabaciones, de las giras y presentaciones. Las recordaba con nostalgia, pero también era consciente de que era una carrera bastante dura y que en los tiempos que yo hice música inicialmente no se ganaba tanto dinero. Ahora hay músicos que sí han logrado bastante.
Fusionar en 1992 “El Cilulo”, canción tradicional de Cajamarca, fue todo un atrevimiento. Y fue un golazo, todo un éxito, y lo hice porque soy atrevida, nadie se atrevía en ese tiempo. Lo importante es que marcó una pauta, que luego otros siguieron.
¿Y cómo se originó esa inusual propuesta? En Cajamarca yo era considerada como artista del género internacional, pero allí hay mucho apego por lo tradicional, entonces, yo dije: ¿qué tal si hago un experimento? En realidad lo que a mi me llamaba era el rap, tuve la suerte de conocer a Vico C, y recuerdo que me encantó lo que hacía. Luego, al escuchar las coplas cajamarquinas, me propuse fusionar El Cilulo con rap y logró una gran difusión. Nunca pensé que después de ese éxito me alejaría de la música.
Pero, tras muchos años de ausencia, tu álbum “Perú Fusión”, marcó tu regreso. Todo fue un proceso. Yo estaba a cargo de una revista, de turismo y tradiciones, “Cajamarca hoy”, que se vendió por todos lados desde Tumbes hasta Tacna. Gracias a la revista empiezo a crear identidad, empiezo a ir a las fiestas tradicionales buscando las costumbres del lugar y empiezo a darme cuenta de que el Perú tiene muchísima riqueza cultural que vale la pena difundirla. Siempre he pensado que todo músico peruano debería de hacer algo relacionado con su tierra y allí es donde nace “Perú Fusión”.
Estás iniciando una nueva etapa en tu carrera como cantante y compositora... Es como una segunda oportunidad en la vida, para sobre todo escribir canciones y dejarlas como legado . Esta etapa me encuentra más madura, orgullosa de mi identidad,
Y también encuentras una industria musical que tiene nuevas reglas y formas de comercializar y difundir la música. Sí, es cierto, pero no me amilano, a pesar de que he vuelto en una etapa madura en la que mucha gente se acobarda de emprender nuevos retos. Hay algunos artistas que piensan mucho en el pasado y en sus glorias del ayer , pero yo pienso que uno tiene que luchar hasta que muera. Hay que crecer siempre, ser ambicioso y ponerse metas altas.
En la música siempre hay que estar un paso adelante. Tengo profesionales de primerísimo nivel que están grabando conmigo, eso también suma a mi carrera, porque siempre he pensado que los éxitos no son de una persona, los éxitos son de un equipo, y eso implica músicos, coros, calidad de las composiciones, del video y calidad discográfica, En cada grabación yo misma me voy poniendo la valla más alta, esa es la principal motivación para seguir creciendo. Estoy convencida de que lo mejor que he hecho en mi vida, es hacer música.