Christina Castillo apunta lejos —en forma y contenido— va contra/encuentra a los hemisferios cerebrales y con atención consciente se dirige a la neuropsicología del «yo».
Christina Castillo apunta lejos —en forma y contenido— va contra/encuentra a los hemisferios cerebrales y con atención consciente se dirige a la neuropsicología del «yo».

es poeta y abogada. Perteneció al proyecto cultural Poesía Joven en el año 2006, en el Círculo de Poetas (UCV). Desde el año 2013 publicó sus poemas en las antologías “Poesía reunida” (2014), “Breve descripción de un estallido – Poesía ulterior” (2015) y en el CD “26 poetas de La Libertad” (2017), bajo la dirección de Manuel Medina. Christina ha sorprendido a la crítica literaria nacional con su primer libro de poemas “Contra Hemisferios” (Mireya, editores 2023).

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Creación consciente

En el análisis del libro, considero el concepto de la “lateralidad” teniendo en cuenta que es un influjo relacionado con las partes del cuerpo; es decir, se refiere al predomino de una mano sobre la otra. El tomo tiene dos partes: Hemisferio izquierdo y Hemisferio derecho. Siendo así, la poeta propone una estética relacionada a nivel cerebral de los dos hemisferios. La autora es consciente de su escritura. Los temas y las emociones que se presentan no corresponden al azar emotivo, sino del conocimiento ordenado. Expone con claridad atisbos de la neuropsicología en atención consciente ante la vida convulsionada, pero que nos demanda serenidad y reflexión. La palabra “contra” es la intriga metafórica para provocar su lectura, porque el libro, al final, resulta “encuentro” de los hemisferios.

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Hemisferio izquierdo

La primera parte se denomina “Hemisferio izquierdo: muerte y poesía” y está conformada por ocho poemas desde “Elaboración de un poema” que marca el itinerario: He descubierto/ el poder de mi mano derecha sobre el papel/posee una técnica asombrosa/ para la asfixia (p. 13). Luego el orientador poema “anticuerpo/ la poesía”: la palabra se convierte en destino/que se convierte en venganza/la situación de la mente (p. 14). Todo este poema es un ovillo de codicia incesante/ un manojo de lluvia que empapa de deseo/ la mente de su creador (p. 15). En esta parte el aeda justifica su oficio escritural, así lo ratifican los poemas: poesía nace, el escuchador, blah-blah-blah, la palabra nunca es exagerada, hemisferio de la poesía, y, fiesta de la zona Wernicke que concluye con los versos: periódicamente nuestra mente/ entra por pasajes que descubrimos sin querer/ poesía de destino/ mejilla que se siente (p. 25). La poeta cumple con el hemisferio izquierdo, el cual, según conceptos médicos, está especializado en el lenguaje y, asimismo, se encarga del procesamiento y la producción lingüística. No olvidemos que este hemisferio sigue un modelo secuencial para desarrollar la información y emplea códigos y conocimientos que deben conocerse porque se han aprendido con anterioridad.

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Hemisferio derecho

En la segunda estancia, “Hemisferio derecho: vida y razón”, denota las habilidades que el hemisferio derecho nos permite ejecutar después de la comunicación a través del lenguaje. Por ello, los textos enfocan asuntos más cotidianos como “Yo casa”: todo aquel sonido me persigue y me acaba/ me destruye la multitud que me habita/ he de clausurarme/ y sentirme mía/ propia/ yo (p. 32). La poeta se reconoce individual y colectiva, y viceversa. Se identifica con la naturaleza siendo del mismo hábitat en el poema “El árbol”: Mi corteza no es real/ es el conjunto infinito de canciones e historias/ que se juntan/ bordean/ y señalan mi destino. Poesía de metamorfosis y humanización, finaliza con los versos “despierto y concluyo/ que más allá de mis raíces/ se encuentra el universo” (p. 30). La valoración de la mujer se da en el poema “Mónica y mis úteros desconocidos”: cuando el dolor aparente sobresalga/ Mónica, no decaigas/ extiende tus brazos de montaña/ alista tus listones/ abrígate en su cama/, ya viene y/ yo me voy (p. 44). Igualmente, en el texto “Conversación con una mujer” al expresar “en ti todas las voces / suenan como un parque lleno de árboles y lamentos / en ti, todas las caricias saben como un perdón, un rezo / porque has sido crucifixión” (p. 45). Como se sabe, el hemisferio derecho procesa la información nueva y por lo tanto desarrolla aprendizajes novedosos. Es más veloz que el izquierdo en las primeras etapas de la vida. Aunque sea el hemisferio izquierdo el especializado en el lenguaje, el derecho participa en aspectos relativos a la comunicación como la expresión del rostro, el tono de la voz, los gestos de los seres humanos. No son al azar los subtítulos del libro, pues los contenidos coinciden con las funciones del hemisferio derecho que procesa la información con un significativo componente visoespacial, mientras que el izquierdo encausa la difusión de forma secuencial.

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Valoración

Christina Castillo apunta lejos —en forma y contenido— va contra/encuentra a los hemisferios cerebrales y con atención consciente se dirige a la neuropsicología del «yo». Ha logrado identificar el origen de la belleza, más allá de lo biológico, distingue el nacimiento de la creación y cerca de la gnosis descubre la creatividad que genera la belleza de la expresión artística en literatura, música, pintura, escultura y otras disciplinas. Es una de nuestras mejores poetas, cuya obra asciende desde el proyecto Poesía Joven que dirige Manuel Medina y tiene ahora a sus representantes nacionales: Christina Castillo, Adrián Alberto y Rafael Ríos, entre otros.

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