Eduardo González Viaña (Chepén, 1941), en sus recientes novelas, valora a peruanos que aportaron a la patria: “Vallejo en los infiernos” (2017), “El largo camino de Castilla” (2019),“¡Kutimuy, Garcilaso!”(2021), “Kachkaniraqmi, Arguedas” (2022) y “El ancho mundo” (Achawata, 2025), esta última recién presentada en la III Feria internacional del libro de La Libertad. Ciro Alegría reivindicó al indio desde un plano político y socioeconómico. Léase “El mundo es ancho y ajeno”, cuya historia nos hiere cada cierto tiempo debido a las injusticias que se cometen en la sierra peruana contra las comunidades indígenas.
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Vigencia
Cuando se quiera entender al Perú de hoy, hay que releer a Ciro Alegría. Él puso al indio en el panorama mundial con “El mundo es ancho y ajeno”. Su figura va a seguir creciendo. Era aprista y por eso fue encarcelado. Lo condenan a muerte y durante todos los días en la capilla pensaba en lo que escribiría. No obstante, cambió su ideal político, su sensibilidad y narrativa poética nos conecta aún con el mundo de hoy. Toda la información que nos ofrece González Viaña está respaldada por fuentes bibliográficas autorizadas y actualizadas, esto nos asegura un contenido confiable en línea de tiempo.
El ancho mundo
Dentro del contexto dialéctico, “El ancho mundo” es una novela histórica por cuanto se ambienta en escenarios específicos e identificados, utilizando detalles de la época como vestimenta, costumbres de los personajes terratenientes y campesinos. Es una novela biográfica también, con subgéneros narrativos y textos informativos, González Viaña combina personajes reales y ficticios, para desarrollar la trama y explorar aspectos de aquella época desde diferentes perspectivas.
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Escribir la novela
En la parte I, como después lo contó Daniel Hidalgo —en “1932. La revolución de Trujillo”—, al restablecerse “la paz social”, la empresa enviaba soplones que buscaban y apresaban a los líderes para desaparecerlos o enviarlos en barco hacia el puerto del Callao, donde los esperaba la reclusión, la humillación y la muerte (p. 25). González Viaña, con destreza consolida el proceso de escritura y reescritura. Denota que la obra exige una narrativa concentrada y por etapas, que suele iniciarse con un esquema de los tópicos a abordar y en orden, dando atención a su estilo exitoso.
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Ciro en Marcabal
En la parte II, durante su infancia, Alegría pasó sus días en la hacienda llamada Quilca y Marcabal Grande, ambas quedan cerca a Huamachuco. En estos lugares interactuó con el personal a cargo de las actividades agrícolas y oyó relatos de los pobladores. Las vivencias en esta etapa de su vida le sirvieron para crear historias. Cabe precisar que en su adolescencia compartió faenas agrarias con los pobladores de comunidades de la sierra norte del Perú. En 1923 volvió a la hacienda Marcabal para supervisar el cumplimiento de las tareas agrícolas de los peones. En este lugar aprendió mucho de las costumbres de los nativos, las cuales fueron retratadas en “El mundo es ancho y ajeno”. Manuel Baca y su caballo Canelo guiaron al niño Ciro por las historias más ocultas y prodigiosas de los andes norteños. A Manuel le sobraban relatos que contar y personajes que los narraran, y por eso adjudicaba sus historias a un narrador invisible que tal vez había creado él mismo, y se llamaba “El mudo”. El nombre de “El mudo” era Santiago Aguilar y su padre era un eclesiástico llamado Wenceslao. Nunca se atrevió Ciro a preguntar cómo podía ser el responsable de tantas historias y habérselas revelado a don Manuel, si era mudo (p. 42). El libro, además, contiene “Ciro Alegría, el entrañable alumno de César Vallejo” (parte III), “conversación entre dos presos” (parte IV), “hombres y rejas” (parte V), “Lima 1933 – 1934” (parte VI) y “el exilio” (parte VII).
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Oralidad
La literatura más reveladora del Perú ha nacido de la literatura oral. La verdad se encuentra en los labios de nuestros campesinos, de nuestra gente de la calle, con sus peculiares acentos. Cito a Alegría, quien unió a su ancestro quechua, leyendas y giros expresivos de formas de vivir. El hombre andino cuenta historias de las cuales no es el dueño, sino que las escuchó de alguien; cada versión es enriquecida con sus fantasías y sus propias mentiras. También llegó un día a la hacienda un hombre ataviado con un poncho negro, a quien llamaban “el tío Lino”. Provenía de Contumazá y era muy antiguo. Nunca se había escuchado a un mentiroso tan grande como él (p. 45). Según las malas lenguas, el tío Lino había llegado volando asido de las patas de un cóndor. Eso nunca se pudo comprobar, pero se sabe que su nombre completo era Lino León y que, de su descendencia, habría de nacer un escritor cuyos personajes, generalmente, venían volando (p. 46).
Coda
Es una novela sobre Ciro Alegría y sus ideales como base; sin embargo, González Viaña añade elementos de ficción. Crea una historia que puede no ser estrictamente fiel a los hechos históricos, pero que busca transmitir la esencia de nuestro universal novelista, respecto al gamonalismo, durante la primera mitad del siglo XX, tiempos como los actuales en que el sistema de explotación a las comunidades indígenas, persiste. Hay que volver a leer, para no olvidarnos de que el poder económico y político reducen al campesino a condiciones extremas.