Hans Christian Andersen proporcionó reconocimiento mundial. Fueron sus “Cuentos”, casi todos inspirados en leyendas nórdicas, dotados de gran sensibilidad e imaginación.
Hans Christian Andersen proporcionó reconocimiento mundial. Fueron sus “Cuentos”, casi todos inspirados en leyendas nórdicas, dotados de gran sensibilidad e imaginación.

En esta época de crisis del libro y la lectura, porque la mayoría de la gente, incluidos líderes, caudillos, dirigentes, profesionales, políticos, maestros, ha remplazado peligrosamente el libro por la comunicación electrónica, aún hay gruesas capas sociales que tiene en el libro el medio imprescindible para el desarrollo intelectual y cultural. Desde luego, los márgenes del comportamiento lector se estrechan, porque cada vez la gente lee menos; en los propios colegios y en la universidad, cada vez se generaliza el panorama de los estudiantes que ya no estudian en sus cuadernos ni libros, sino en sus propios celulares.

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Esta situación exige un replanteamiento; por supuesto, no creemos que el libro tenga que desaparecer. Imposible; pero se necesitan políticas educativas urgentes y claras, que prioricen y reivindiquen el encuentro con el libro y la lectura.

Bajo esta reflexión, como a leer se aprende desde la niñez, es bueno tener en cuenta que el 2 de abril, la IBBY (International Board on Books for Young People); es decir, la Organización Internacional del Libro y la Lectura tiene instaurado el Día Mundial de Libro Infantil, en homenaje al extraordinario escritor danés Hans Christian Andersen.

ANTECEDENTES

En efecto, por la década del 40, la alemana Jela Lepman reunió libros infantiles y juveniles procedentes de todas partes del mundo, con los cuales conformó en Múnich la Biblioteca Juvenil Internacional. Posteriormente, organizó en la misma ciudad el primer Congreso sobre Libros para Niños y Jóvenes, que se realizó entre el 16 y el 18 de noviembre de 1951, en el que participaron escritores, editores, ilustradores, libreros, bibliotecarios y profesores de muchos países. En la ceremonia inaugural pronunció el discurso oficial el notable ensayista español José Ortega y Gasset. El éxito fue impresionante; por eso, en la fecha final del congreso se acordó la fundación de la International Board on Books for Young People (IBBY) con sede en Zúrich. Desde entonces se vienen realizando congresos bienales en diversas partes del mundo: Viena, Estocolmo, Madrid, Río de Janeiro, Atenas, Praga, Londres.

Simultáneamente, la IBBY ha instaurado el Premio Internacional “Hans Christian Andersen”, destinado a reconocer la trascendente labor de los escritores, ilustradores y editores de libros para niños.

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HANS CHRISTIAN ANDERSEN

El notable escritor nació en Odense, Dinamarca, en 1805, en el seno de una familia humilde, pero quedó huérfano de padre a una corta edad. A los 14 años se trasladó con su familia a Copenhague, donde, tras muchas privaciones y con la ayuda de personas influyentes, pudo terminar sus estudios.

Puede afirmarse que prácticamente toda su vida se dedicó a escribir. Entonces fue autor de poemas, novelas y libros de viaje que se publicaron con subvenciones del Estado. Pero lo que le proporcionó reconocimiento mundial fueron sus “Cuentos”, casi todos inspirados en leyendas nórdicas, dotados de gran sensibilidad e imaginación. Los árboles, las flores, los animales y cosas, constituyen los temas centrales de sus relatos, a los que dotó de recursos y componentes humanos extraordinarios.

Entre sus cuentos más importantes, varios de ellos reconocidos en todo el mundo, podemos mencionar: “El ruiseñor”, “El soldado de plomo”, “El patito feo”, “La reina de las nieves”, “Los cisnes salvajes”, “El duendecillo de los sueños”, “Los novios”.

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ESCRITORES PERUANOS DE LITERATURA INFANTIL

En este contexto del Día Mundial del Libro Infantil, varios escritores peruanos han dedicado casi el conjunto de su producción al libro infantil y juvenil. En ese panorama constituyen figuras estelares imprescindibles: el fino poeta José María Eguren, autor de sorprendentes y admirables creaciones aún no suficientemente valoradas, en cuyo conjunto destacan: “Simbólicas” y “La canción de las figuras”. El escritor Jorge Díaz Herrera ha publicado no hace mucho un libro reivindicador: “El Eguren que no es”.

En La Libertad, son figuras iluminadoras el santiaguino Abraham Arias Larreta, autor de “Rayuelo”, y el patacino Luis Valle Goicochea, insuperable autor de los libros para niños: “Marianita Coronel”, “Las canciones de Rinono y Papagil”, “El sábado y la casa”; el maestro y escritor Francisco Izquierdo Ríos, natural de Saposoa (San Martín), es autor de notables cuentos como “Ladislao, el flautista”, “El árbol blanco”, “Gregorillo”, “Mateo Rojas, el maestro”; Carlota Carvallo de Núñez, ganadora en 1970 del Premio Nacional de Fomento a la Cultura “José María Eguren” por sus “Cuentos de Navidad”, “La niña del espejo y otros cuentos”; la huaracina Rosa Cerna Guardia es autora de “El hombre de paja” y “Fablillas del pesebre”, así como del extraordinario libro oscilante entre el cuento y la novela “Los días de Carbón”. Junto a ella es figura notable la poetisa y narradora limeña Esther M. Allison.

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Mención sobresaliente es el caso de Abraham Valdelomar, que unió a su vocación literaria, plasmada en “El caballero Carmelo”, un excepcional e incomparable rol de formador de la niñez y la juventud, en procura de cuya misión, en una época que no existía carreteras, recorrió especialmente el norte del Perú (Trujillo, Salaverry, Ascope, Pacasmayo, Piura, Cajamarca y también el sur del país, desarrollando conferencias cívicas para obreros, niños y jóvenes.

En La Libertad son también figuras importantes: el santiaguino Gerardo de Gracia, autor de una poesía inspirada en los elementos de la naturaleza, como lo revelan sus libros “La estación de los lirios” y “El festín de las luciérnagas”; Gerson Ramírez Avilal, de Laredo, autor de “Cuentos de la campiña”; el cartavino Carlos Sánchez Vega”, autor de “Mi amigo Sultán” y otros hermosos libros.

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