Como una contribución al mejoramiento y desarrollo de los planes lectores y las respectivas asignaturas de las instituciones educativas, especialmente de la región, nos proponemos ofrecer un conjunto de temas que podrían considerarse para su conocimiento y desarrollo en las respectivas asignaturas.
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Empezamos por el tema propicio de cómo el mar ha ido ganando cada vez mayor presencia en la poesía trujillana, liberteña y en la literatura peruana en general, como se puede comprobar a través de un repaso a la producción de varios creadores, empezando por la original y notable producción del ascopano Alcides Spelucín, autor del original y extraordinario poemario “El libro de la nave dorada” (1926). También publicó “Las paralelas sedientas” (1938).
SPELUCÍN EN EL RECUERDO DE TEODORO RIVERO-AYLLÓN
En efecto, gran difusor de la obra poética del amigo de César Vallejo fue el fino escritor y excelente prosista Teodoro Rivero-Ayllón, quien lo recuerda con estas líneas:
“Traslucía Spelucín —en todas sus conversaciones— su amor por el mar.
¿No sería Alcides —pienso ahora— tan dado a cantar el mar, sus barcas y misterios, reencarnación de algún diestro marinero italiano de la época?
¿O el soñador timonel de alguna errante barcarola, enamorado de la luna, de la noche y el mar.
¿O la de uno de esos viejos, retirados ‘lobos marinos’ que, ya en el puerto del Mediterráneo o en alguna fría caleta nórdica —ahíto de tanto ir y venir por los anchurosos caminos del océano—, se recreara viendo su propia imagen diluida en los evanescentes espejos de un alegre mar, entre ‘vasos llenos, humo denso, carcajadas, naipes, dados’?”.
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WILFREDO TORRES ORTEGA Y ANDRÉS AGUIRRE
Ganador de varios premios de poesía y miembro del Grupo Cuadernos Trimestrales de Poesía, liderado por Marco Antonio Corcuera, la obra representativa de Torres Ortega sobre el tema es “El mar y sus palabras” (2005), en realidad, recuperada por su viuda Lola Mendoza Gálvez y publicada por el fino poeta Andrés Aguirre Lynch, quien, por su parte, también ha publicado dos importantes poemarios inspirados, precisamente, en la visión y vivencias del mar: “Arista del silencio” (1994) y “Rapsodia” (2001), ambos también de intenso lirismo y traspasados de niñez y del ambiente hogareño y familiar, enriquecidas con las vivencias y la visión paisajista y espiritual del otoño costero y porteño.
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HORACIO ALVA HERRERA
En realidad, uno de los primeros creadores ganados por la visión y la añoranza del mar fue el fino, elegante y delicado Horacio Alva Herrera (Pacasmayo), autor de “Cantos de mar y soledad” y “Crepusculario”. Además, constituye una hermosa muestra de valoración y reconocimiento el poemario antológico de homenaje al autor al retirarse del ejercicio de la docencia en la Universidad Nacional de Trujillo, que se publicó con el título de “Poemas” (1972), y que incluye varias creaciones de inspiración marina, como: “Huanchaco”, “Elegía”, “Este es mi mar”.
Además del tema del mar, Horacio Alva destacó como un original ensayista que exploró las posibilidades literarias de la costa, cuyo elemento primordial es precisamente el mar, inquietud que lo plasmó también en la novela “Cuando el agua venga”.
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JUAN PAREDES CARBONELL
El poeta salpino, radicado desde niño en Trujillo, donde integró el naciente Grupo “Trilce”, Juan Paredes Carbonell creó y construyó su poemario “El pez y la espada”, en base a la jerarquía de una estrofa de rica tradición en la literatura en español: el soneto; además, su referente geográfico no se limitó a Trujillo y sus puertos, sino comprendió también otros espacios, como Chimbote, Malabrigo y Pacasmayo; es decir, tuvo una visión regional, pero no limitante, sino de dimensión ampliatoria integradora.
Su libro le permite al poeta revelar la sensibilidad de su espíritu creador frente a la impresión del mar, escenario del destino, ruta de la aventura, eternidad de la vida. Es el libro de un poeta que nació en las alturas serranas liberteñas; pero que bajó niño y se formó junto al rumor sonoro de las olas y ante la cromática visión del litoral.
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ALEJANDRO BENAVIDES ROLDÁN
Pero Paredes Carbonell no es el único poeta serrano ganado por la inspiración poética, pues otro nombre importante es el santiaguino Alejandro Benavides Roldán, autor del hermoso poemario “Ida y retorno al mar”, con el que el año 1976 obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de la Universidad Nacional de Trujillo.
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BETHOVEN MEDINA Y LA VISIÓN CÓSMICA DEL MAR
El fecundo, original y desbordante Bethoven Medina Sánchez, en su superior y cósmico poemario “Ulises y Taykanamo en altamar” (2012), resultado de una admirable e insular técnica de creación intertextual de unión cósmica planetaria, desarrolla una poesía vasta y compleja, que constituye un canto coral épico al mar universal en su conexión íntima entre las fuentes de la cultura occidental y el litoral mochica – chimú. Entonces, con su formidable creación, asistimos a la plasmación de una poesía universal, que hunde sus raíces en la búsqueda del ser, de nuestros orígenes ancestrales y también como construcción de la identidad étnica, cultural e histórica de la unidad de las civilizaciones. Entonces, en armónica fusión, integra la antigüedad clásica europea con la indígena ancestral de América, representados por sus símbolos humanos universales unidos por la vastedad del mar.