Ha publicado “Nuestra constante lucha”, libro híbrido entre novela histórica y análisis político sobre la preparación del mundo ante crisis como la del coronavirus.
Ha publicado “Nuestra constante lucha”, libro híbrido entre novela histórica y análisis político sobre la preparación del mundo ante crisis como la del coronavirus.

El escritor y diplomático peruano Ernesto Pinto-Bazurco Rittler acaba de publicar “Nuestra constante lucha”, un libro donde explora las posibilidades y acciones de la humanidad ante un  escenario de desastre como la pandemia.

¿Qué respuestas o miradas nos puede dar la ficción sobre momentos como la crisis mundial por el coronavirus?

Hay quienes dicen que esta realidad que estamos viviendo -esta pandemia y sus múltiples consecuencias- ha superado toda ficción, o lo que podríamos habernos imaginado. El haber nacido en una ciudad, Múnich, destruida por la Segunda Guerra Mundial y vivido en 12 países de sistemas de gobierno diversos, como el hecho de estar formado en una familia binacional, me ha permitido abrir horizontes.

¿Tuvo alguna dificultad al momento de escribir el libro?

La primera dificultad fue física. Me había roto el brazo y la mano derecha. En el hospital en España vi la gente que luchaba por sobrevivir, y la otra que bregaba por servir. Es la lucha de todos, constante, la que inspiró el título del libro, que narra una historia que a la vez se vive en tiempo real, lo embarga a uno de emociones. Y de temores. Pensé que podría contagiarme y no poder terminar el libro.

A un año de la pandemia, ¿qué falta hacer a nivel global para enfrentar, de mejor manera, un futuro desastre?

Al final del libro, en el epílogo, sugiero la creación de un Centro de Estudios sobre Riesgos Existenciales. Esto nos permitiría intercambiar con otros estudiosos de la materia información sobre cómo enfrentar futuras catástrofes naturales u episodios imprevistos. La novela también habla de un cataclismo o el impacto de un cometa, situaciones devastadoras para las cuales tampoco estamos preparados. Es necesario también que la Cancillería tome a su cargo nuevas iniciativas como la creación de Fuerzas de Emergencia de las Naciones Unidas, para afrontar desastres existenciales.

También se ve una crisis moral con gente aprovechándose de la necesidad de medicinas, oxígeno, camas hospitalarias, vacunas. ¿Todavía hay confianza en que el mundo puede trabajar unido para tener un futuro?

En mi libro me adelanto a muchos hechos. Hablo de la situación en el Perú en la que se vacunarán los amigos o favores políticos e intereses económicos. No hay sanción para el agente corruptor, que a mi juicio es donde encuadra este montaje que se hizo con el mal llamado ensayos clínicos, que fue más para hacer experimentos con humanos, y estudiar la conducta social de una sociedad donde muchos no obedecen las reglas. Y no hay nadie preso, a pesar de que murieron voluntarios. Tampoco se ha investigado por qué razón se expuso a los peruanos a estas prácticas que están prohibidas en la mayoría de los países. ¿Quién sacó ventaja de ello? Que esto haya sucedido en el Perú es una señal de pobreza en conocimientos y debilidad ética. Señalo en mi libro que antes de fin de año posiblemente se regale la vacuna. Porque los propios países industrializados son los más interesados en que la población mundial esté toda inmunizada. No sólo por razón de evitar nuevos contagios, sino porque en un mundo globalizado hay que mantener los mercados -los compradores- de los productos que los países ricos producen.

¿Seguirá explorando, desde la literatura, esta crisis global, que probablemente se extienda por más tiempo y con otras consecuencias?

Es una buena idea que me están dando. Sería el libro número catorce, Pero primero esperaré que “Nuestra constante lucha” tenga el éxito que se merece. La pandemia abre una nueva era en la humanidad. Todavía no se conocen todas las consecuencias. Habrá toda una generación que no ha recibido la atención médica adecuada, vivirá con daños físicos y psicológicos. El que cree que el problema se acaba con la vacuna, se equivoca.