Desde las complejidades de la sencillez, Esmeralda Cueva Bejarano evidencia cómo la poesía es esa experiencia vital que irremediablemente nos seduce.
Desde las complejidades de la sencillez, Esmeralda Cueva Bejarano evidencia cómo la poesía es esa experiencia vital que irremediablemente nos seduce.

En muchas de las manifestaciones poéticas de percibo el afán innecesario de exagerar el recurso lingüístico sin reparar en cómo las palabras logran alojarse en el mundo interior de los seres humanos; al parecer, ya no es necesario pensar en cómo el lenguaje logra que la lectura de un poema sea una experiencia que conmueva y perturbe al lector.

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Seducidos por el artificio vacío e innecesario, muchos poetas crean versos que buscan la perfección de la palabra; pero, al final, solo logran un grotesco exceso semántico: expresiones “refinadas” que casi nadie logra entender. Ahora bien, también noto que se escriben versos muy sentidos y honestos, pero sin ningún reparo en cómo funciona el lenguaje ni como las imágenes poéticas transcienden los sentidos y se instalan en el imaginario colectivo de los lectores; en este sentido, estamos frente a composiciones muy emocionales y afectivas que nos pueden impresionar en el momento, pero que al poco tiempo pierden su efecto y no se sostienen en el trabajo estético.

Ahora bien, lejos de las posturas poéticas descritas, también existen propuestas que logran engranar el lenguaje con las emociones y los sentimientos que caracterizan a la humanidad; textos líricos que sin caer en el artificio exagerado logran crear imágenes que superan cualquier experiencia cotidiana y logran habitar en nuestras experiencias sensoriales. Un libro que evidencia de forma muy significativa esto último es BALADAS DE UNA JOVEN ENAMORADA EMPUJANDO SU CARRITO SANGUCHERO, de Esmeralda Cueva Bejarano; un libro de poemas que desde las complejidades de la sencillez evidencia cómo la poesía es esa experiencia vital que irremediablemente nos seduce.

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POESÍA Y REFLEXIÓN SOCIAL

De acuerdo con José Rosas Ribeyro, la poesía de Esmeralda Cueva no es un juego de palabras, sino una auténtica fusión de la escritura con la vida, con el individuo en su marco social, con los seres humanos comunes y corrientes que rodean a la poeta en su quehacer cotidiano. Cuando leemos los poemas de Esmeralda Cueva, inevitablemente pensamos en la auténtica fusión de escritura, vida y marco social que menciona José Rosas Ribeyro; “Madruga el pobre / madruga el rico / ambos van / por el mismo camino / buscando pan / o buscando vino / da lo mismo / hacia dónde se dirige / con la panza llena o vacía / con pan, con vino / sea pobre, sea rico / da lo mismo” (Madruga el pobre, madruga el rico). El sujeto lírico no es una invención ajena a la vida de la poeta; aquí funciona solo como el recurso que se instala en el poema y revela la condición y las circunstancias de la propia poeta; recrea estéticamente las contradicciones que descansa en la realidad que el artista contempla.

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El poema anterior se presenta como un reclamo frente a las desigualdades sociales que de todas formas aparecen por las calles; Esmeralda Cueva seguramente las ve desde su carrito sanguchero y con recursos de la ironía y la ternura las poetiza. Otro poema que sigue esta misma perspectiva es Mi barrio; “Mi barrio huele a leña / a mar, a sal / Fantasmas caminan por mi barrio / en las noches mudas / En cada esquina los encuentro / como lechuzas, insomnes / esperando a su presa; / o en los tachos de basura / famélicos, en busca de pan”. La realidad agobiante que perturba está en la poesía y desde la mirada crítica que solo la reflexión poética se lo permite, Esmerada Cueva convierte a su barrio en el escenario fantasmal que solo la pobreza sabe entender. Finalmente, en esta misma línea argumental destaca el poema Hospital, sobre todo cuando la poeta dice que “la tristeza tiene ojos, boca, nombre y apellido en la sala del hospital”.

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LOS TEMAS UNIVERSALES EN LA POÉTICA DE ESMERALDA CUEVA

De acuerdo con Charo Bernal, “los temas universales no faltan en la poesía de Esmeralda Cueva; su poesía está llena de imágenes vivas que la autora capta como instantáneas y reproduce en sus poemas”. Como lector, quiero referirme a uno de esos temas que son una constante en mi vida y siempre me gobiernan: el amor. En uno de sus poemas la poeta trujillana dice que “el amor debe ser como el dinero / que te encuentras en la calle, / cuando es para ti / no importa cuántos / pasen por su encima / ni que lo pisen o lo pateen / es para ti (…) Ahora bien / hay quienes encuentran / el amor en su camino / y otros, como yo / que solo hallan en dinero”. Si el amor en sus vidas no han encontrado y sí el dinero, les recomiendo que lo usen para leer la poesía de Esmeralda Cueva, pues la lectura de su poemario es una oportunidad para comenzar a emprender experiencias significativas cercanas al amor.

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