Estar en la cárcel no impidió a estos autores a escribir obras exitosas
Estar en la cárcel no impidió a estos autores a escribir obras exitosas

Para estos autores, no tener libertad no fue motivo para dejar de escribir, porque para ellos, la libertad se llevaba en el alma, y así lo demostraron con estas obras que marcaron un hito en la historia de la literatura.Los motivos por los cuales estos escritores terminaron tras las rejas fueron distintos, por ser considerados como activistas, revolucionarios o por ser homosexuales.

Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes

Rutas literarias - Quijote de la Mancha

La obra más universal de nuestra literatura fue publicada en 1605 por Miguel de Cervantes, quien entre 1594 y 1597 trabajó como recaudador de impuestos. Sin embargo, ciertas irregularidades en sus cuentas llevó a las autoridades a encerrar al autor en la Cárcel de Sevilla, donde pasó tres meses. Años después, el prólogo de su más famosa obra mencionaría la creación de Don Quijote en tal cárcel, aunque aún no se sabe si fue allí donde comenzó a ser escrita o si simplemente nació como idea.

De Profundis, de Oscar Wilde

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Tras gozar de gran popularidad nacional y extranjera, Wilde cayó en brazos de lord Aldred Douglas, hijo del marqués de Queensberry, quien decidió dar a conocer el romance entre ambos hombres en una época victoriana en la que la sodomía seguía siendo un delito. Desde la cárcel de Reading, Wilde escribió esta epístola que, como su nombre índica, supone un viaje introspectivo del autor en forma de carta a un antiguo amante con el que se excusaba por su conducta. A pesar de ser escrita en 1897, fue publicada tras la muerte de Wilde.

Mein Kampf

Uno de los libros más polémicos de la historia comenzó ser ecrito en 1924 por el Führer durante su estancia en la cárcel de Landsberg, donde cumplía una condena de cinco años de prisión tan el fallido golpe de estado en Múnich. A lo largo de las páginas de Mi lucha, Hitler se autoproclamaba a sí mismo como Übermensch (o Superhombre), hablaba de la importancia de ganarle espacio a Rusia y justificaba la teoría de los sabios de Sion, la cual defendía una conspiración judía que terminaría apoderándose del mundo. Ideas que trasladaría a su infame política años después, si bien el libro se convirtió en carne de censura hasta que Alemania decidió volver a publicarlo a principios de este 2016, convirtiéndose en un éxito de ventas.

Cancionero y romancero de ausencias, de Miguel Hernández

Miguel Hernández

Tras acabar la Guerra Civil, los miembros del bando republicano fueron repartidos por las diferentes prisiones de nuestro país, incluyendo a Miguel Hernández. Entre la rejas de las diferentes cárceles en las que estuvo, el poeta avanzaría la escritura de un Cancionero y romancero de ausencias en el que el joven analizaba su infancia e inocencia, la condición de los hombres actuales y la precaria situación de una esposa a la que escribió las famosas Nanas de la cebolla. La obra quedó inacabada tras la muerte del poeta en Alicante un 28 de marzo de 1942.

El Diablo en la cruz, de Ngũgĩ wa Thiong’o

El derecho a escribir en tu lengua

Tras escribir en 1977 Ngaahika Ndeenda, una obra de teatro que serviría para revivir el ambiente escénico de su Kenia rural, Thiong’o fue encerrado en prisión durante un año por atreverse a retar a un colonialismo desplegado también en forma de influencia cultural. Durante sus meses entre rejas, y como arma contra sus verdugos, el autorescribió su primera novela en gikuyu, su lengua natal: Caitaani Mutharabaini (El Diablo en la cruz). Lo hizo sobre el papel higiénico de la cárcel, lo suficiente grueso y áspero como para soportar la tinta, aunque las intenciones de los carcelarios fuesen otras.

Con la información del portal Actualidad Literatura

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