Fernando Ampuero: “La novela no es otra  cosa que una conjunción de impresiones”
Fernando Ampuero: “La novela no es otra cosa que una conjunción de impresiones”

Han pasado 45 años, pero el tiempo no ha borrado de su memoria lo que vivió y lo marcó. Fernando Ampuero, destacado periodista y escritor peruano, acaba de publicar Sucedió entre dos párpados (Planeta, 2015), novela corta en la que narra su experiencia como voluntario en el terremoto de Áncash de 1970, que dejó como saldo 70 mil muertos.

El autor, quien nos habla de su nuevo relato, mezcla ficción y realidad en esta historia donde su personaje principal, Gustavo, recorre las zonas devastadas y vive aventuras nostálgicas.

¿Por qué no escribió antes esta historia? 

Yo escribo cosas sobre las que siento un impulso, una urgencia, una necesidad. Quizá esta experiencia tardó mucho en salir porque fue muy dura, muy impactante, muy brutal en muchos aspectos. Esos son los libros que llevas dentro y salió con esa naturalidad de la memoria, de los recuerdos, de la tristeza, del cansancio de todo lo que supuso esa experiencia.

En una escena, en Huaraz, nos encontramos con un grito de gol que, por la tragedia acontecida, resulta frívolo, aunque sí ocurrió... 

Ocurre en un momento tremendamente paradójico. Se produce el terremoto cuando hemos clasificado al Mundial de México 70 y Perú está entre la tristeza tremenda y la euforia por el fútbol, pero también era un momento donde había que poner el hombro, pues el Ejército no se daba abasto y no había ayuda civil. Defensa Civil se formó a raíz de ese terremoto. Algunos se quedaron mirando el fútbol, otros se olvidaron del asunto y a otros no les interesaba, pero otros sí sentíamos la obligación de ayudar.

¿Hubiese prefirió contar la historia como una especie de no ficción o no estrictamente como novela?

Sí, pero no iba a dar la visión que yo quería. Lo que uno trata de transmitir con un libro es un efecto literario, una sensación; entonces, eso se transmite a través de las vivencias y las vivencias son reales o imaginarias. El caso de los dos sepultados (que no saben cómo salvarse) es una cosa que va imaginando Gustavo. Esto resulta más vívido y más real que una cifra abstracta, como 22 mil muertos, que es difícil de defender; en tanto que tú hablas de dos personas que las vas conociendo a través de lo que hablan, vas componiendo las personalidades a través de lo que sienten y en las circunstancias en las que están. Eso me parece más interesante. No pude utilizar el lenguaje seco y más funcional que otras novelas y necesité utilizar un lenguaje diferente, quizás más lírico, más descriptivo, porque era el modo como se me venía el libro, como lo recordaba.

¿Y qué opina usted de ese género que, por cierto, es el estilo al que ha recurrido la bielorrusa Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura 2015, para contar sus historias? 

Hay muchas formas de ir componiendo la estructura narrativa de una historia para contarla bien. Yo pienso que todas esas palabrejas nuevas que van apareciendo, como autoficción, autobiográfico, es lo que siempre se ha hecho. Todo escritor cuenta las cosas basándose en su experiencia, en su capacidad de ponerse en los zapatos de otra persona, en su capacidad de querer sentir lo que ha podido sentir otro y, si bien no es esencialmente biográfico, sí está pasando por el filtro de la percepción y la sensibilidad y sí, uno busca paralelos de experiencia para hacer verosímil el relato. Muchas cosas ocurrieron tal cual, pero no todas, porque uno va tratando de combinar y mejorar las cosas. Uno escribe sobre lo que más conoce. No hay otra cosa. Una novela no es otra cosa que una conjunción de impresiones y, finalmente, un escritor es alguien que escribe un relato a la medida de su gusto, a la medida de sus posibilidades.

¿Ya ha escrito ese libro que ha soñado? 

Bueno, con cada libro, de alguna u otra manera, voy tratando de encontrar una parte de mí. En los libros más impensados, por ejemplo, nunca pensé que iba a escribir Puta linda, y ese ha resultado un libro con mucho éxito, que lo leen sobre todo mujeres, una cosa impresionante. Y luego, por ejemplo, un libro que nunca pensé escribir fue El enano. En fin, yo básicamente me considero cuentista. Mis novelas son como cuentos estirados, largos, porque tienen una estructura de nouvelle.

¿Por qué lo prefiere? 

Porque me acomoda más, porque tiene capacidad de síntesis, te lleva a la historia redonda, el lector se lleva la historia completa. El cuento va a su asunto, la novela corta va a su asunto; la novela larga está llena de ripios, de zonas laterales, no es algo que a mí particularmente me interese. Pienso que el cuento es más perdurable, queda en la memoria de los lectores.

Última. ¿En qué momento del día escribe? 

Yo escribo lo que puedo y en el tiempo que puedo. No siempre lo consigo. Y si estoy apasionado con una idea que me absorbe, que me ha tomado, le robo unas horas al sueño, pero de ahí ya no más. Uno va envejeciendo. Ya no puedes hacer todo como cuando eras joven.

Fernando Ampuero

Escritor

Ha publicado cerca de 30 títulos entre novelas, cuentos, ensayos y poesías desde 1972 y ha trabajado como periodista en revistas, diarios y televisión.