Su primer libro de relatos “Los sacrificios de la carne” ganó el Premio José Watanabe Varas 2021 y lo presenta el sábado 30 de julio en la FIL Lima 2022. (Foto: Hugo Pérez | GEC)
Su primer libro de relatos “Los sacrificios de la carne” ganó el Premio José Watanabe Varas 2021 y lo presenta el sábado 30 de julio en la FIL Lima 2022. (Foto: Hugo Pérez | GEC)

Cuando le dijeron que no sabía escribir cuentos, Jhemy Tineo Mulatillo se enfocó en lo fundamental: contar historias. De esta manera, nació “Los sacrificios de la carne”, el libro que, irónicamente, está conformado por siete relatos y que se llevó, en 2021, el Premio José Watanabe Varas.

Conversamos de la persistencia y la literatura con el autor que debuta inscribiendo su nombre en uno de los reconocimientos literarios más prestigiosos del país.

Los autores suelen partir de imágenes, datos y otros elementos para escribir. ¿Cómo fue en tu caso con este libro?

Nació de la necesidad de imaginar y dedicarle tiempo al proceso. Por años, me acompañaba la historia de un tal Jesús que abandona a su esposa e hijo. Intuía que ahí había algo más,  así fue. En una de las tantas versiones que hice, él en vez de fugar, es raptado. Luego ya no solo raptaban a Jesús, sino a todos los varones del pueblo. Allí encontré el escenario para mi libro: Zapote, un caserío remoto de la selva donde solo habitan ancianos, mujeres y niños.

¿Crees que el trabajo en el lenguaje es fundamental, relegando al tema, o buscas el equilibrio entre fondo y forma?

Hay algo anterior al lenguaje y a la historia misma. ¿Qué es? Podríamos llamarle sensación, sin ella no hay historia o solo acumulación de cuartillas. Aún cuando no seamos conscientes al comienzo, en la corrección hay que descubrir cuál es la sensación o sensaciones que guían el texto. De lo contrario, será una buena historia que no dice nada. La historia y el lenguaje están al servicio de una sensación.

¿Tu labor docente ha influido en tu escritura?

Me ha ayudado a comprender que la literatura siempre va a fracasar ante las experiencias vitales: el relato de un niño que juega fútbol es nada ante un niño que realmente juega fútbol y siente que el corazón se le sale por la boca. Y, sin embargo, aún sabiendo que se fracasará, hay que insistir en asir sensaciones.

¿Cómo surgió tu acercamiento al cuento?

Me permito hacer una confidencia.  Siempre dijeron que no sabía escribir cuentos y eso me hizo mucho bien: olvidándome de rótulos, empecé a pensar solo en historias. ¿Cómo me acerqué a ellas? Fue por necesidad. Luego de acabar el colegio, descubrí que las historias eran una forma de sacarle la lengua al arduo oficio de ganarse la vida diariamente.

¿Quiénes son tus influencias literarias directas?

Siempre vuelvo a “Poema de Gilgamesh”, “Libro de los muertos”, “Cantar de los cantares”, “Apocalipsis”, “El Satiricón”. Luego de pasar por esos textos, ningún tema o desafío formal, ni James Joyce, debería sorprendernos.

¿Tienes alguna cita o idea que guíe tu quehacer literario?

Idea: Dedicarle tiempo al proceso, imaginar, armar, desarmar: no todo es escribir.

En un país como el Perú, donde ser escritor es más difícil y no suele parar la olla, ¿cómo has tomado el Premio Watanabe?

Nadie escribe para ganar un premio. Lo que sí hacemos es concursar para que nos publiquen sin pagar. Lo que más me ha emocionado (hasta las lágrimas) son las palabras de Alonso Cueto en la solapa de mi libro: “Es una exploración narrativa de las emociones llevadas al límite. (…) tiene un estilo que permite hacer familiares los extremos y los límites de la conducta humana”. Ni yo hubiera podido elogiar mejor mi obra.

¿Tienes algún compromiso, social o personal, con la literatura?

Solo uno: nunca descuidar lo humano al escribir.

Jhemy Tineo mulatillo

Escritor y docente. Nació en Moyobamba en 1986. Es licenciado en Lengua y Literatura y egresado de la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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