José Alejandro Godoy, politólogo peruano: “Fue un momento dolorosamente clave para el país”

El politólogo peruano José Alejandro Godoy ha publicado “El último dictador” (Debate, 2021), libro donde reúne numerosas fuentes para reconstruir la vida y gobierno de Alberto Fujimori.

A 29 años del cierre del Congreso por parte de Fujimori, conversamos sobre esta medida y las consecuencias de dicho régimen.

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¿Cuáles han sido tus conclusiones tras la escritura del libro?

Fujimori inaugura en América Latina lo que se conoce como “autoritarismo competitivo”, un régimen autoritario en el que hay elecciones, donde existe competencia, pero la cancha está muy inclinada y dispareja. No es un régimen democrático porque la oposición tiene serios obstáculos para hacer su trabajo o llegar al poder. Mi conclusión personal no es una mirada positiva sobre el personaje, pero el lector puede sacar sus conclusiones.

Cuentas que, cuando sucedió el cierre del Congreso en 1992, hubo mucha presión del afuera para que se sienta que había una democracia en el país...

Tuvieron que ir a una cumbre en Bahamas y quien juega un rol muy importante ahí fue Hernando De Soto, el actual candidato presidencial, quien hizo un discurso polémico: en 2011, hubo acusaciones sobre plagios o usos indebidos de determinadas fuentes para tratar de justificar una parte de lo que fue el golpe.

De Soto es un personaje recurrente...

Primero apareció cuando se dan los discursos contra la estatización de la banca, que intenta hacer Alan García, en el gran mitin en la plaza San Martín, encabezado por Mario Vargas Llosa. Luego, fue asesor de García. Y cuando Fujimori ganó esa elección, De Soto se convirtió en una suerte de asesor del nuevo presidente y fue básicamente él quien confió en que Fujimori deje su plan original, un programa de ajuste mucho más gradual, y opte por el shock.

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A 29 años del cierre del Congreso, ¿qué se puede decir de sus consecuencias?

Fue un momento dolorosamente clave para el país. Inauguró una manipulación de la opinión pública con base en el legítimo miedo que el terrorismo imponía. Por varios motivos, el Gobierno de Fujimori sigue marcando la pauta de la historia peruana. Mucha gente, el público y sobre todo el privado, avalaba varias de las cosas que hacía el régimen y que se terminan viendo en los vladivideos. Un Gobierno extremadamente corrupto, con un manejo del poder en las sombras (Montesinos).

¿Cuáles son las diferencias y similitudes con el cierre del Congreso por de Martín Vizcarra?

Está claro para el Tribunal Constitucional (TC) que lo ocurrido en 2019, a diferencia de lo sucedido en 1992, no fue un golpe de Estado, sino un cierre constitucional del Congreso. Vizcarra había invocado el cierre de dos gabinetes; Fujimori no tenía a favor eso. En el caso de Vizcarra, solo hay una disolución del Congreso: sigue operando la Comisión Permanente y se realizan las elecciones. Fujimori también cerró el Poder Judicial, el Ministerio Público, el TC, gobiernos regionales, Contraloría: un golpe contra los demás poderes.

¿Y las semejanzas?

La invocación de la obstrucción. En los 90 es más discutible, tiene que ver más con los decretos legislativos que le daban demasiado poder al Servicio de Inteligencia Nacional. Y la otra es que, en ambos casos, había una alta impopularidad del Congreso y la medida fue aplaudida.

Como se dijo en la presentación del libro, se espera que Fujimori sea el último dictador...

Sí, esperemos que lo sea. La idea de este libro es que nos haga pensar por qué hemos caído en tantos gobiernos autoritarios. Muchas continuidades de deterioro institucional hacen que nuestra democracia todavía siga siendo imperfecta, débil y, por eso, debemos cuidarla. En noviembre pasado, la pusieron en peligro y es demasiado evidente que el riesgo autoritario todavía existe en el Perú.

¿Cómo ves el panorama a poco de unas elecciones donde todo puede pasar?

Es muy parecida a la de 1990: vamos a votar en medio de una crisis seria y tenemos no solo compitiendo al fujimorismo, sino también a varios desprendimientos del mismo: un candidato populista de mano dura como Urresti, un exasesor de Fujimori como De Soto y alguien que encarna la línea más conservadora, cercana a lo que fue el cardenal Cipriani, como López Aliaga.

José Alejandro Godoy

Catedrático y politólogo. Magíster en Ciencia Política y Gobierno y bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es consultor en Análisis y Comunicación Política. Ha sido columnista en diversos medios.

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