En nuestra región, la lectura se vive con emoción, en sus infinitas posibilidades. Maratones y festivales revelan cómo la palabra despierta identidad, creatividad y ciudadanía.
En nuestra región, la lectura se vive con emoción, en sus infinitas posibilidades. Maratones y festivales revelan cómo la palabra despierta identidad, creatividad y ciudadanía.

¿Gracias a qué la lectura se puede vivir como una celebración? Basta observar y apreciar lo que viene ocurriendo en nuestras escuelas para que esta pregunta nos invada de emociones. Ferias escolares, encuentros con escritores, clubes de lectura, festivales literarios, etc. renuevan el sentido comunitario de la palabra. Semana a semana, docentes, estudiantes y otros actores recuperan la vitalidad del libro y hacen de la lectura un puente para el diálogo, el descubrimiento y la alegría compartida.

Para quienes estamos comprometidos con el fomento de la lectura, las estadísticas no necesariamente se condicen con lo que se vive en las instituciones educativas. A lo largo del año, numerosas experiencias han florecido al amparo del Plan Lector y vienen dejando huellas imperecederas. Hasta en los pueblos más alejados se fomentan experiencias que unen a estudiantes, docentes, escritores, editores y mediadores de lectura.

Voces que leen

Uno de los hitos centrales fue la II Maratón Regional de Lectura y Narración Oral, que se vivió con mucho entusiasmo en las instituciones de las quince UGEL de nuestra región. Fue una verdadera fiesta de la palabra, según coinciden los docentes y directivos que la impulsaron. Para la maestra Sussy Tacanga Montes, especialista de la Gerencia Regional de Educación, lo más valioso fue ver cómo la lectura recuperó un lugar vivo en cada escuela y permitió que la comunidad se reconociera a través de sus propias voces.

Leer y narrar se vivieron como experiencias vitales, fortaleciendo así la comprensión, la expresión y la identidad cultural. “Los estudiantes mostraron su sensibilidad lectora; las familias, creatividad; y los docentes, un compromiso que dignifica su tarea cotidiana”, subraya la maestra Tacanga.

La lectura, asumida colectivamente, revaloriza el vínculo humano y devuelve a la escuela su dimensión más cercana y luminosa. Pero, la maratón no fue un hecho único ni aislado. Este año también se vienen impulsando proyectos como UACLE, el programa Comprender para transformar, clubes literarios, talleres con libros cartoneros, ferias, etc. Y, en el horizonte inmediato, el VII Encuentro Regional de Buenas Prácticas Docentes de Lectura y Escritura también aparece como un espacio para compartir estrategias y consolidar una ciudadanía crítica y participativa.

Lectura en Virú

Este contagiante impulso también se sintió en Virú. Aquí, la I.E. 80070 Nuestra Señora del Perpetuo Socorro realizó su II Festival de Lectura, con la convicción de que todo estudiante que lee es un ciudadano que crece. Maestros y maestras tendieron puentes entre sus estudiantes y los libros de autores regionales, nacionales e internacionales. ¡Y lo más grandioso!: convirtieron aulas y patios en escenarios donde la lectura se vivió como una experiencia reflexiva, comunicacional, creativa y profundamente formativa.

Los docentes de Comunicación de esta reconocida institución acompañaron el proceso estimulando la indagación, promoviendo entrevistas y moderando las nutridas conversaciones literarias. La presencia de autores, editores y mediadores permitió a los estudiantes dialogar directamente con quienes dan vida a los libros y, con ello, ampliar sus horizontes de comprensión y encender nuevas motivaciones lectoras.

Acto colectivo

La profesora Gina Moreno, impulsora de este festival, afirma que las experiencias más significativas surgieron de la lectura en cadena, la representación de protagonistas y la creación de textos líricos y memes literarios. Ver a los estudiantes dialogar con los textos confirmó que la lectura puede fortalecer la confianza, la imaginación y la capacidad de interpretar la realidad con mirada propia.

Para la profesora Gina, el Plan Lector moviliza a toda la comunidad educativa y fortalece competencias comunicativas desde la práctica constante. “La elección de textos adecuados, el acompañamiento sostenido y la presentación de evidencias semanales ayudan a que la lectura vuelva a sentirse como un acto vivo”, remarca.

Innegablemente, la lectura como acto colectivo se fortalece cuando existe liderazgo institucional. La plana jerárquica de la I.E. 80070 respaldó las actividades y celebró cada avance logrado por los estudiantes. Directivos que creen en la lectura como posibilidad de transformación logran que las aulas se conecten con la comunidad.

Palabra viva

Nada de lo que ocurrió en estas escuelas puede medirse completamente con una rúbrica, porque la vida que se encendió en los estudiantes supera cualquier medición. Vivirá por siempre la emoción indescriptible de los estudiantes, el sueño contagiante de los(as) maestros(as) y los mundos infinitos de los escritores. Son gestos simples, pero trascendentes; nos recuerdan vívidamente la potencia transformadora de la lectura.

Por ello, si aspiramos a un país más alfabetizado y más humano, debemos cuidar estos brotes lectores con la dedicación con que se protege un bosque joven. Cada niño, cada adolescente, cada joven lector abre la posibilidad de un futuro distinto. Ese futuro está presente en las aulas y en las instituciones que creen en el poder de la palabra.

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