Un ligero pero necesario repaso nos permite recrear el siguiente panorama alusivo a la exaltación de la condición materna por parte de algunos de nuestros escritores representativos pertenecientes a diversas épocas de nuestro acontecer literario y cultural. Entonces aquí va nuestra adhesión a tan noble como trascendente misión materna, en la inspiración y en la pluma de algunos de nuestros principales escritores peruanos.
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JOSE MARÍA ARGUEDAS: LA DUREZA DE LA MADRASTRA
Según la propia confesión del escritor, no llegó a conocer a su madre biológica, porque falleció cuando él era muy pequeño, por lo que su padre lo puso a vivir con la madrastra, que era como dueña del pueblo por las muchas propiedades que poseía. Recibió un pésimo trato y creyendo humillarlo lo obligaba a vivir con los indios, mientras que él en realidad se sentía feliz; solo cuando el padre regresaba los fines de semana de la capital de la provincia, donde ejercía como abogado, se le dispensaba un trato formal y aparente; los demás días el trato de la madrastra era humillante.
CIRO ALEGRÍA: LA PRIORIDAD DEL PADRE
Leyendo sus memorias y relatos, tampoco aparece la madre como figura principal; en todo caso, ese lugar estaba reservado para el padre, quien desde temprana edad adquiría y ponía a disposición de la familia gran cantidad de libros, principalmente relatos, cuentos y novelas, en cuyo conjunto predominaban los autores europeos. En todo caso, más que la influencia materna se advierte la presencia de una tía hermana del padre, a quien incluso se debe la determinación del nombre del autor. Asimismo, en el dramático y reivindicador cuento “Calixto Garmendia”, uno de los más hermosos y dramáticos del autor, expresamente exalta y prioriza la presencia y actuación del padre, mientras que la figura de la madre es subalterna y complementaria, de adhesión y compañía a las decisiones de su esposo.
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ABRAHAM VALDELOMAR: INTENSIDAD LÍRICA Y ESPIRITUAL
También en su narrativa, especialmente en el hermoso cuento “El caballero Carmelo”, el padre tiene una presencia principal; la madre, en cambio, aparece como noble y amorosa compañía que aglutina el amor de los hijos. Sin embargo, en el hermoso poema “El hermano ausente en la cena de pascua”, se destaca la presencia espiritual, la nobleza y espiritualidad de la madre, quien no puede atenuar su intenso dolor por la ausencia del hijo en la cena de Navidad. Por otro lado, la presencia de la mujer se eleva al primer plano de espiritualidad y dolor en la breve y dramática novela “La ciudad de los tísicos”.
CÉSAR VALLEJO: EL UNIVERSO MATERNO
En el conjunto de escritores peruanos, es uno de los que mayor valor e importancia otorga a la presencia de la madre en sus diferentes obras. En efecto, a veces puede ser la noble y fuerte compañera de su esposo, doblegado ante tantos pesares, preocupaciones y tareas en el hogar y en el pueblo; o puede acompañar al hijo en las celebraciones de la fiesta del Patrón Santiago; o ser la consentidora de las pequeñas travesuras de los hijos; incluso su figura es recreada cuando se la presenta a la espera de los hijos que también llegarán a la tierra natal. Asimismo, se recuerda su fortaleza cuando el poeta revela las peripecias de la vida en la prisión.
Asimismo, la figura materna, en realidad, tiene una presencia permanente en varios de los libros vallejianos, como en el cuento “Paco Yunque”, donde es ella quien lleva al hijo para que estudie en la escuela del pueblo; en el cuento “Fabla salvaje”, el nacimiento de un hijo es una reconfortante compañía ante el suicidio del protagonista; y naturalmente, el rol materno también está presente en la emblemática novela “El tungsteno”.
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CARLOS OQUENDO DE AMAT: LA SUBLIMIDAD MATERNA
El formidable poeta vanguardista puneño es creador de un extraordinario e incomparable poema, en el que curiosamente no exalta los sentimientos universales atribuidos a la madre, sino las experiencias y sentimientos que ella inspira. Difícil, casi imposible encontrar un poema sobre el tema de tan alta belleza: “Tu nombre viene lento como las músicas humildes / y de tus manos vuelan palomas blancas // mi recuerdo te viste siempre de blanco / como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante”.
MARIO VARGAS LLOSA: “ELOGIO DE LA MADRASTRA”
Con la extraordinaria magia narrativa que le caracteriza, nuestro supremo narrador Mario Vargas Llosa también desarrolló el tema materno, pero no tanto para elogiar la respectiva y noble función. Entonces, eludió más bien el tema materno, para fijar su atención en la original y desembozada novela “Elogio de la madrastra”, cuya sutil trama narrativa va ensombreciendo la armonía y felicidad que unen en plena satisfacción de sus deseos a la sensual doña Lucrecia, la madrastra, con don Rigoberto, el padre, solitario practicante de rituales higiénicos y fantaseador amante de su amada esposa, así como al inquietante Fonchito, el hijo, cuya angelical presencia y anhelante mirada parecen corromperlo todo.
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JUAN PAREDES CARBONELL Y SU “CANTO A LA MADRE DE TODAS LAS MADRES”
En 1959, el poeta Juan Paredes Carbonell, natural de Salpo, obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Ariel”, organizado por el Colegio “Renacimiento”. En la actuación solemne, el doctor Arnaldo Estrada Cruz, profesor de Literatura del mencionado plantel, pronunció el discurso de homenaje: “Juan Paredes Carbonell es el nuevo Poeta de La Libertad y del Perú, a quien esta tarde hemos tenido que herir en la hondura de su modestia y humildad para traerlo hasta aquí y decirle nuestra palabra esperanzada”.
El poema mencionado consta de tres estancias: se inicia con los versos: “Hoy han bajado, Madre, los más remotos soles a circundar tu dulce aniversario de palomas”; continúa con: “De ti viene, Madre, el semblante humilde de la sangre”; y concluye con esta estrofa: “Y siembro un huerto de palabras en tu frente. / Y peino tus cabellos de milenios./ Y canto tu dolor gesticulando./ Y canto el grito más humano de tus gritos. / Y canto el siglo desgarrado de tus siglos, / Madre…”.