Más que una obra política, Lázaro (la obra póstuma de Ciro Alegría, reeditada recientemente por Reino de Almagro) se acerca a una narrativa construida desde la empatía y el compromiso humano.
Más que una obra política, Lázaro (la obra póstuma de Ciro Alegría, reeditada recientemente por Reino de Almagro) se acerca a una narrativa construida desde la empatía y el compromiso humano.

Definitivamente, no. Una cosa es lo que Ciro Alegría proyectó; y otra, muy distinta, lo que realmente llegó a escribir y organizar… Al respecto, el estudioso Segundo Castro García fue muy enfático, en su disertación titulada “Ciro Alegría en el proceso de la narrativa peruana” (Feria del Libro de Libertad, 2025): “Lázaro no es una novela sobre la revolución de Trujillo como -con ligereza- mucha gente divulga, sin haber leído bien el libro”.

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No obstante, en la percepción del docente y crítico David Navarrete, si bien no es el elemento medular, sí se puede “ver” la revolución de Trujillo como parte del contexto o de los antecedentes. Y justamente por ello —al no ser el eje de la historia— “es injusto que se la reduzca o se la analice desde una perspectiva de lo que no fue, habiendo temas o ejes temáticos mejor representados, como la lucha sindical, por ejemplo”.

Tesis subyacente

Varios estudiosos, como Nécker Salazar Mejía (2015) y Antonio Lorente Medina (1984), han advertido que la novela no incluye referencias explícitas a dicho levantamiento ni a sus líderes o consecuencias. Más aún, el fragmento publicado bajo el título Dolor y esperanza no permite sostener con certeza esa vinculación directa.

Por el contrario, lo que sí parece evidente es que Ciro Alegría quiso trabajar en Lázaro una narrativa que superara la imagen campesina de sus obras anteriores, proponiendo una mirada más compleja sobre el ser humano. Los personajes bosquejados no se organizan en función de una revolución concreta, sino que representan tipos humanos sumidos en el dolor y en la lucha por sobrevivir con dignidad.

Como muy bien precisa el maestro y crítico de arte Alfredo Alegría, en el estudio preliminar a la reciente edición de “Lázaro” (Reino de Almagro; 2025), este “fragmento de una posible novela de mayor magnitud (…) permite advertir con claridad la intención del escritor de formular una tesis histórico-social que reafirma su tema recurrente: la lucha del ser humano por un mundo más justo y digno.”

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Lecciones

“(…). Otro día, los trabajadores estaban haciendo un mitin y las mujeres formaban un muro con sus niños, frente a la caballería que iba a cargar. Cuando avanzó la tropa al galope, ellas levantaron sus niños en alto y los pusieron frente a los caballos. Daban dolor y respeto esas mujeres hambrientas, haraposas, formando una muralla de clamores con sus niños pequeños, resueltas a morir ellas y sus hijos. Los soldados eran hombres más que soldados. Sofrenaron y muchos dieron media vuelta. Se cuenta que el capitán que mandaba el pelotón no podía ni hablar de emoción. Una mujer hasta la cual llegó con la espada en alto, al frente del tropel de jinetes, le metió un niñito de dos años por la cara, gritándole: «Mate a mi hijo, pero no lo haga un esclavo». Así fue como ese muro de vidas indefensas no se quebró. Hasta se dice que algunos soldados soltaron lágrimas. Luchando porque lo oyeran en la confusión, entre gritos y polvaredas, el capitán mandó formar la tropa a unos veinte metros. Del mitin salió otra huelga. Había algo en el aire.”

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Luces

Desde su publicación póstuma en 1973 por la editorial Losada, Lázaro ha sido vista como un intento de Ciro Alegría por integrar en su narrativa no solo una dimensión social y testimonial, sino también una exploración más interior y reflexiva. En palabras del crítico Lorente Medina (1984), esta novela —aunque inconclusa— fue planteada como un “fresco narrativo de gran aliento”, en el que el escritor se propuso retratar la condición humana en medio de un país herido por desigualdades persistentes.

El hecho de que esta novela haya quedado inconclusa plantea retos considerables para la crítica literaria. Winston Orrillo (1972), por ejemplo, lamenta que el campo intelectual peruano haya sido en extremo reticente a valorar las obras póstumas de Alegría, como si la condición inacabada le restara legitimidad literaria. Sin embargo, la existencia misma del manuscrito y su publicación permiten vislumbrar una evolución notable en el estilo del autor: más sobrio, introspectivo y preocupado por la hondura psicológica de sus personajes.

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Acicate

Otro elemento relevante es el tono testimonial que atraviesa la obra. Aunque Ciro Alegría no menciona hechos históricos de forma directa, su narrativa captura el pulso de una época marcada por la exclusión, la represión y la esperanza de justicia. Más que una novela política, Lázaro se acerca a una narrativa construida desde la empatía y el compromiso humano.

Por estas y otras razones igual de valiosas, felicito la iniciativa de Reino de Almagro y de su editor Luis Paliza. La reedición de esta obra, en un contexto sociopolítico marcado por la mediocridad, el descaro, la injusticia y la ilegitimidad, esta obra constituye un acicate. Su condición fragmentaria, lejos de debilitarla, la convierte en un espacio de resonancia y reflexión. Así, a más de medio siglo de su primera publicación, sigue convocando el interés y el debate, recordándonos que la literatura puede conmover y trascender incluso en el silencio de sus páginas inconclusas.

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