Con nueve vívidas historias Luis Francisco Palomino otra vez pone en evidencia una sórdida y sombría Lima que envuelve nuestros recuerdos más preciados o nefastos de nuestra memoria.
Entre las líneas de “Huaraca”, su nuevo libro de cuentos, publicado por la editorial Penguin Random House, nos invita a poner atención en la fragilidad que sentimos como seres humanos en un mundo cada vez más corrupto por la inmediatez de lo material, dejando de lado nuestra necesidad de afecto y pertenencia.
“Para mi la literatura es bastante personal. Entonces, escribir estas historias es una toma de conciencia”, detalla Luis Francisco a Correo.
¿Qué tipo de personajes encontramos en Huaraca?
Se comenta mucho de Huaraca que son historias que abordan los dramas o conflictos de personajes desvalidos o marginales, pero en lo que tenemos que pensar es cuánta de esa población del Perú no se podría identificar con estos desvalidos. Plantear la pregunta de cuál es el centro del Perú que al final acaba siendo esta Lima moderna, y si realmente ese es el centro del Perú.
Es simplemente una referencia que detenta el poder y que, pues claro, desde allí se mandan todas las directrices de cómo somos, y al final quién es el beneficiario de eso.
Estos cuentos los has escrito entre Perú y España...
La percepción es correcta. Digamos que tuve la fortuna de encontrarme personas que me ayudaron a construir personajes que se parecieran mucho menos a mí. Además, la literatura española, y en general la sociedad española, tiene una agenda progresista bastante más actualizada que la peruana. En esta apertura hay ideas más actuales o más modernas.
¿Qué has logrado con esa apertura?
Me permitió crear verosímil la historia de una taxista, por ejemplo, que trabaja de madrugadas, lo cual en España es bastante normal, pero en Lima es una imagen inusual. Muy poco cotidiana.
¿Por qué crees que la literatura peruana aún carece de esa apertura?
Porque es conveniente para la gente que concentra el poder. Digamos, la entrada de ideas nuevas siempre es una amenaza para el statu quo, esa es para mí la razón. Cualquier insinuación de cambio afectaría todo. Al final también repercute en las limitaciones que tenemos, como en la convivencia.
¿En cuáles de tus cuentos lo vemos?
En el primer cuento, en Apertura. Fue una alteración también del orden. Hay allí un empoderamiento a través de la imaginación y creo que eso es bastante poderoso.
¿Cómo se refleja en la literatura?
La sociedad peruana es bastante cerrada, ni siquiera te permite un instante de ensoñación en la cual puedas alucinar que la realidad puede ser distinta. Entonces, estamos bastante cercados, incluso para la fantasía. La literatura también es un espacio para tratar de subvertir esta normalidad que no es justa.
¿Planificas a la hora de escribir o dejas que la historia fluya?
No. A ver, a mí me cuesta mucho entender la vida de una manera binaria. En mi caso es A y es B y es E. A veces planifico, a veces no planifico, a veces me dejo llevar por la intuición. Digamos que permito que fluya o que surja esto que Vargas Llosa llamaba el ‘magma’, que es como una concentración, la historia en su estado más primitivo, esencial...
[Ahora], refiriéndome a la importancia de esos últimos toques, que es ya encaminar el relato no solamente a un inicio y un final, sino también a que el cuento tenga una tesis que, de cierta forma, pretenda demostrar alguna cuestión sobre la realidad. Esa es mi forma de trabajar.
¿Escribir Huaraca ha sido una catarsis?
Sí, completamente. Es una fragmentación de mi personalidad. Es como una escritura de mi inconsciente, subconsciente. Como una manera también de procesar aquellos episodios de mi biografía y ponerlos ahí en la mesa, diseccionarlos y analizarlos.
¿Qué te influenció a escribir las historias de Huaraca?
A ver, tengo 33 años, y, digamos, es un momento de la vida en el cual observas que tus amistades asumen compromisos trascendentales como casarse, tener hijos, formar familias. Entonces, hay bastante allí de una sublimación del deseo y la intención de aprender las labores del cuidado. Como en el cuento Subte en el cual hay una mujer taxista que quiere hacer feliz a su hija comprándole una entrada para el concierto de su banda favorita. [...] para mí escribir estas historias también es una toma de conciencia.
¿Consideras que las relaciones que has tenido han hecho que tu escritura madure mucho más?
Sí, totalmente. Para mí la última relación sentimental que he tenido con una española llamada Beatriz, a quien pues está dedicado el libro, ha hecho que me vuelva mucho más simpático.
Ella ha sido una persona que desde su feminismo estaba también cuestionando mucho, en un principio, algunas cosas que yo escribí, y bastante acertadamente.
Bueno, yo también tengo apertura para el diálogo, entonces quise escuchar. Además, ella me sugería que le pusiera más corazón a las historias, y esa es otra cuestión que aprecio del libro porque siento que tiene algún espíritu, cierto romanticismo...
Estas historias realmente logran conmover...
Digamos que la distancia del Perú, pues como migrante en España, se me hizo considerar la importancia de sentirte cuidado, de valorar mucho más tu hogar, de saber que la familia o tus amigos son siempre un lugar seguro y apreciar cada pequeño gesto que las personas tienen bien intencionadamente contigo.
Yo creo [también] que ha habido un aprendizaje sobre la gratitud y eso creo que está bastante bien porque leer novelas, cuentos o teoría literaria te puede volver mucho más hábil para la técnica y los trucos de la narrativa, pero no te enseña mucho de la vida. Es el dolor y la nostalgia de las alegrías, que ya no disfrutas y que no vas a disfrutar, lo que al final acaban haciéndote más sensible.
SOBRE EL AUTOR
Luis Francisco Palomino, escritor
Nació en Lima en 1991. Es periodista y máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente realiza un doctorado de Literatura. Actualmente vive en España.
2019 publicó su primer libro de cuentos “Nadie nos extrañará”.
2024 ganó Premio Nacional de Dramaturgia del Mincul.
2025 publica “Huaraca” con Penguin Random House.
TE PUEDE INTERESAR
- Alba Cardalda psicóloga y escritora española: “Hay que aprender a poner límites sin sentir culpa ni miedo” (Entrevista)
- Un recorrido por la narrativa de Mario Vargas Llosa
- Ximena pinto, directora general del Centro de Estudios de Justicia y Derechos Humanos: “Nos gustaría que esta Constitución llegue a todos los niños” (Entrevista)
- Bárbara Anderson, periodista y escritora argentina: “Hay una enorme falta de empatía que permea en todos los aspectos” (Entrevista)