Omar Aliaga debuta en la novela con un caleidoscopio de la ciudad de Trujillo: reconstruye una época de asesinatos inextricables, héroes sospechosos y un juego político en las sombras.
“Los hombres que mataron la primavera” (Infolectura, 2022), su primer libro de ficción, está marcado a fuego por el periodismo y la literatura. Hay crímenes, poesía, música, erotismo, investigación y personajes públicos que resuenan en la historia reciente.
Conversamos con el periodista peruano sobre los caminos que ha cruzado para contar este thriller policial.
Alipio Hernández, el protagonista de tu novela, es un héroe en Trujillo por abatir criminales. ¿Está basado en Elidio Espinoza?
Sí, está inspirado en él. Si bien uno empieza pensando en ese personaje real de carne y hueso, cuando se va construyendo el relato, se deja esa imagen que la inspiró y se convierte en alguien con vida propia en tu creación, termina siendo otro al final. Cuando me preguntan sobre el Trujillo que está en el libro, digo que es una ciudad que yo concibo, no es la misma en el mundo real.
Un retrato de esa cara amarga de lo que era Trujillo en esa época…
Definitivamente. Es un retrato desde mi particular visión, quizás consciente o inconsciente. Como también soy periodista, es inevitable recoger esos retazos de realidad de la ciudad, con escenas inspiradas en hechos reales. Pero, como en todo trabajo literario, hay una subjetividad.
Una novela para Trujillo...
Es algo que hemos tratado de lograr en la novela. En la literatura peruana, prácticamente no hay novelas que hagan referencia a Trujillo en los últimos años. Hemos querido llenar ese vacío y tener a la ciudad en el mundo literario.
¿Qué posibilidades te dio la novela al tratar un tema que ya habías tocado desde el periodismo?
La oralidad, la polifonía de la novela. Es lo que he tratado de incluir ahí y que he logrado por el periodismo al escuchar testimonios de distintas naturalezas y procedencias. Ha sido un desafío para mí. Por otro lado, Balzac decía que la novela es la historia privada de las naciones.
En el libro está la vida privada de las personas, algo vetado en el periodismo, a menos que sean de interés público. La novela también te permite fusionar la realidad con la ficción.
¿Te costó retratar esa dualidad de héroe-antihéroe de Alipio?
Tenía que mostrar los claroscuros del personaje, porque no solo era un monstruo o un héroe. Mi trabajo me ha permitido conocer los matices de personajes como Alipio Hernández o el ministro Pocho Mantilla. Personas capaces de tener generosidad con la gente, amigables, que parecen tener un corazón tremendo. Sin embargo, también son capaces de hacer cosas oscuras por el poder o por esa sensación de sentirse un predestinado. Y eso he tratado de plasmar.
Tu novela también es un homenaje al periodismo…
Sin duda lo es. La novela contiene elementos que forman parte de mis obsesiones, simpatías, aficiones. Y el periodismo tenía que estar. No podía concebir la novela sin periodistas porque el caso criminal lo ameritaba. El poeta Luis Eduardo García dijo que los dos personajes Mauricio Paz y Candy Monteverde eran románticos del periodismo. Quizás he plasmado ese idealismo con el que se empieza a trabajar en el periodismo: buscar la verdad por encima de otras cosas. Es un homenaje a esta carrera que tanto nos hace padecer y gozar.
¿Ahora no solo incomodarás desde la prensa, sino también con la literatura?
Sí, creo que es inevitable. Quizás era la forma en que me iba a tocar encarar la literatura y está bien. Históricamente la literatura también ha sido una piedra en el zapato. Si bien hoy la no ficción goza de buena salud, y ha ocupado ese lugar, también creo que es posible en la novela. Se pueden decir verdades a través de la ficción. Lo que me gusta de la literatura es eso: la libertad, que es más amplia que la del periodismo.
Omar Aliaga Loje
Periodista peruano. Nació en Trujillo. Ha trabajado como periodista en distintos medios de comunicación. Es editor general del diario Correo en la zona norte del Perú. En 2019, publicó el libro compilatorio “Crimen y testigos”.