Pablo Trapero: “El cine nos ayuda a pensar en cómo hacer un mundo mejor”
Pablo Trapero: “El cine nos ayuda a pensar en cómo hacer un mundo mejor”

El director argentino Pablo Trapero, quien se llevó el León de Plata al mejor director por la película El Clan del Festival de Cine de Venecia en 2015, visita nuevamente Perú y nos habla de su labor como narrador de historias a través de la pantalla grande.

El cineasta, que en sus películas de corte realista muestra a gente común y corriente para hacer una crítica social, como ocurre en El bonaerense, Leonera, Carancho, Elefante blanco o El Clan, vino para dar mañana una clase maestra en el marco del .

“Mi amor por el cine, mis ganas de escribir historias y dirigirlas, afloró después de dar clases de teatro a niños y presentar las puestas ante los padres. Dejé ese trabajo y me concentré en estudiar cine. Amo lo que hago y, por suerte, lo descubrí muy rápido”, señala el realizador, que nos recibió en un conocido hotel de San Isidro.

¿Qué le apasiona del cine? 

Para mí es fascinante hacer cine. Es muy lindo fantasear mundos de películas y después verlos en las pantallas. Es también muy fascinante el proceso de hacer una película, te encuentras con desafíos y problemas, pero también lo disfrutas. Cada una de estas etapas fue confirmando mi deseo, mis ganas de hacer cine. Los problemas que tenemos para hacer una película son realmente menores, frente a otros que en nuestros países nos toca vivir.

¿Por qué has elegido hasta ahora contar historias de corte realista, de crítica social? 

Para mí, hacer cine tiene que ver con la posibilidad de que quienes vean mis películas se sientan conmovidos por esos mundos, tiene que ver con la posibilidad de describir historias que no encontraron reflejos en la televisión o en los diarios. Todas estas historias, desde Mundo grúa hasta El Clan, no son historias que yo haya vivido. Nunca trabajé en una obra en construcción, nunca tuve en mi familia a un padre que secuestraba gente. Todos estos mundos los tuve que aprender, tuve que descubrir sus reglas y comprenderlas, para después aplicarlas a la ficción y convertirlas en una historia.

Dice que sus películas no reflejan historias que haya vivido, pero debe de haber algo de usted en ellas... 

La mayoría de los temas son ajenos a mí, pero lo que seguro debe haber en todas ellas son mis fantasías, mis miedos, mis curiosidades, mis deseos, todo eso mezclado en los universos donde todos estos personajes se mueven.

Después de ser reconocido en Venecia, se ha embarcado en su primera película en inglés, un remake, ¿a qué desafíos se enfrenta? 

Cada película tiene un desafío. Mi vida no tiene nada que ver con la de Sosa (el abogado corrupto en Carancho) y hacer Carancho fue un aprendizaje enorme de ese mundo, al igual que El elefante blanco o El Clan. El hecho de hacerlo ahora en inglés es un desafío adicional, porque es otro idioma y porque voy a trabajar con mucha gente nueva; pero, por lo demás, el ejercicio es muy similar.

¿Cuál es su propósito de hacer cine? 

Primero, hago cine porque me gusta, porque me siento bien haciéndolo, me gusta lo que pasa cuando estoy filmando y cuando la gente ve mis películas. Y segundo, sobre todo, siento que el cine tiene la posibilidad de hacer que algunas cosas mejoren. El cine no puede cambiar la realidad, pero sí nos puede invitar a reflexionar sobre ella. Me gusta formar parte de ese proceso, invitar al público a ver historias y que, a partir de ellas, reflexionemos sobre cómo hacer un mundo mejor. Aunque suene un poco naif, creo que es posible.

PERFIL

Pablo Trapero

Cineasta (45)

Debutó con Mundo grúa (1998) y le siguieron El bonaerense, Familia rodante, Nacido y criado, Leonera, 7 días en La Habana, El elefante blanco y El Clan. Ahora trabaja en dos filmes.