"Pil Trafa", vocalista de Los Violadores: "Me satisface estar juntos y revivir nuestra historia"

El tiempo lo cura todo. Tras ausencias, desencuentros, broncas, reconciliaciones, 30 años después, Los Violadores retoman la historia.

“Pil Trafa” (vocalista), “Stuka” (guitarra), Robert Wojtehk “Polaco” Zelazek (bajo) y Sergio Gramática (batería), fundadores de la banda argentina, subirán este viernes al escenario del Centro de Convenciones Barranco Arena, dispuestos a avivar la nostalgia, a retumbar los recuerdos, a reafirmar que siguen vivos. “Pil” lo sabe y lo decreta.

¿Mañana escucharemos a músicos con la misma energía y rebeldía de hace 30 años?

Si no existiría aún la rebeldía en una banda de estas características, no tendríamos razón de ser, de existir, esa actitud ante la vida es nuestro motor.

Mucha gente dice que de joven uno es incendiario y de viejo, bombero...

Yo sigo siendo un tipo que cuestiona todas las instituciones y lo voy a seguir haciendo toda mi vida. Me parece bien la religión, que cada uno siga la que desea, pero lo que no me parecen bien son las instituciones esas que mandan. Si bien me sirvo de los medios, sé que tienen un poder muy fuerte, detonante en la gente, cómo la manipulan. El deporte es fantástico, pero cómo idiotizan, sobre todo el fútbol. Por todas esas cosas soy un tipo distinto, no porque sea mejor; tengo otra visión del mundo.

¿No te hubiera gustado ser político, entonces, para tener poder?

Me hubiera gustado ser periodista, esa visión de la realidad la plasmé en letras como “Represión”, “Fuera de sektor”, “Más allá del bien y del mal”. Los títulos son distintos, provocadores.

No puede ser más provocador el nombre del grupo: Los Violadores...

El nombre lo pusimos por los violadores de la Constitución en Argentina. En ese momento vivíamos una dictadura, pero sabíamos que el morbo de la gente iba a actuar y lo llevaría por otro lado. Qué bueno que siga siendo provocador a pesar de los años, porque aunque hay ciertas libertades, todavía hay gente con prejuicios.

Y también los años logran curar ciertas heridas. Lograron juntarse los miembros originales, a pesar de estar mucho tiempo alejados...

Mejor así, mejor esos reencuentros fugaces. Aún pueden existir choques, pero también hay adrenalina; siempre fuimos una banda con mucha energía contenida. A nosotros nos costó mucho tener reconocimiento. Las disqueras conocidas juraban que nunca nos iban a contratar y finalmente lo hicieron.

¿Y todo fue igual a partir de allí?

Se vendieron discos, no hubo una propuesta de cambiarnos el estilo, pero eso sí, nos pedían un disco por año.

¿Y lo pudieron cumplir?

Sí, pero algunos discos ya no eran tan buenos. Ese fue el problema. Tenían tres o cuatro temas buenos, el resto no tanto.

¿Les llegó a cansar?

Fueron once años de convivencia, de situaciones difíciles, porque a nosotros nos arrestaba la policía en Argentina, nos metían presos. Convivir con eso fue duro. Luego de una dictadura terrible pasar a un democracia débil, hacer giras, siete discos, uno en vivo, eso en once años de carrera las bandas no lo aguantan. Mucho más la nuestra, que era una banda muy vertiginosa, las relaciones humanas, de convivencia, se resquebrajaron.

¿Y ahora cómo se ven? ¿Qué se han dicho?

Y por allí alguno dijo sí yo tuve la culpa de esto, otro también confesó otra culpa, pero las cosas que pasaron, pasaron. Fue una vieja etapa de conocimiento. Ahora nos damos una satisfacción personal de estar juntos y de revivir nuestra historia con los que la disfrutaron y con los que nunca nos escucharon en vivo.