El libro apareció por primera vez en 1970 (Foto: Alfaguara / GEC)
El libro apareció por primera vez en 1970 (Foto: Alfaguara / GEC)

La noche, inmensa como sus fiestas y pesares, es el gran escenario de “El escarabajo y el hombre” (Alfaguara, 2023) de Oswaldo Reynoso. El escritor peruano toma la conversación de un universitario y su exprofesor de colegio para armar una miríada de historias como las calles más picantes de Lima de finales de la década de los 60.

El Zambo y el Profe, junto a la travesía de Uno y Otro y del escarabajo pelotero, además de la prosa poética acerca de este insecto, forman una estructura que se erige sobre el desamor, el agotamiento, la desesperanza y la tormentosa belleza de la vida de sus personajes.

Aparecido en 1970, este libro propone que, en el núcleo de la celebración desenfrenada, para olvidarlo o recordarlo todo, también se puede palpar la esencia de un país, desde los sueños y las derrotas, con la mirada puesta en las contradicciones y las luchas de su gente.

La reedición de la novela recupera las emblemáticas ilustraciones de Jesús Ruiz Durand de la primera edición y cuenta con un prólogo de Katya Adaui.

También está la precisión de Reynoso sobre la historia del escarabajo: que se la contó Jorge Acuña, “El Mimo”, en el bar Palermo. Lo que no se ha incluido, como se hizo en la edición de 2001 de la Editorial San Marcos, es que “los poemas que aparecen en el texto son de Manuel Morales”.

Portada de la reedición de "El escarabajo y el hombre" (Foto: Alfaguara)
Portada de la reedición de "El escarabajo y el hombre" (Foto: Alfaguara)

FIESTA

La oscuridad del fin de semana reúne al abigarrado elenco de personas que se hermanan con la cerveza y sus experiencias. Las diferencias se diluyen en medio de la música, los juegos y hasta en los malos ratos: el trago y la cumbia sacan el lado más vulnerable de un universo masculino marcado por la violencia y la incertidumbre de qué hacer con la vida.

La noche los saca de su realidad y, a la vez, los regresa, de manera irónica, en el momento más ebrio de la jornada, al centro de sus problemas, para desahogar las penas y frustraciones, en un círculo de placer, risa e impotencia.

Qué tan actual es la atmósfera de hace más de cincuenta años que se compone en “El escarabajo y el hombre”.

Las jergas, que ya no se suelen usar, no impiden el ingreso a esta fiesta, porque la prosa compone la música de la calle, su cadencia de algarabía y dolor, haciendo universal lo local, y atemporal la marca lingüística de una época determinada, sin caer en el plano y fácil empleo del lenguaje estándar.

Aquí, lo coloquial se viste de poesía, con sus expresiones crudas y embellecedoras: “la oscuridad atrae lo luminoso y la belleza puede ser devorada por la luz”.

La noche enriquecida por la historia del escarabajo que, a pesar de los riesgos, lleva su bola de excremento para alimentar a los otros. La noche que tiene su eco en la controversia entre Uno y Otro sobre si el esfuerzo del insecto es inútil. La noche extendida con la cultura y datos del escarabajo en el mundo. La noche con sus charlas sobre la vida, la política, la culpa, el trabajo que no hay, la plata que no alcanza, la hipocresía y las soluciones. La noche que también sabe a desamor.

Oswaldo Reynoso en San Marcos. (Foto: Cátedra Vargas Llosa - UNMSM / Facebook)
Oswaldo Reynoso en San Marcos. (Foto: Cátedra Vargas Llosa - UNMSM / Facebook)

LOS AMORES

La mayoría de los personajes de la novela sufren por un amor. Lo hacen embriagados, cuando la cumbia les da tristeza, mientras la pareja perdida se va por caminos disímiles.

Zambo narra sus cuitas con Marina, pero también cuenta las de sus otros patas: Revólver, Pisquito, la Pota. Oswaldo, el álter ego del narrador arequipeño, lo sintetiza así: “uno mismo se ha transformado en dolor”.

Es el sentimiento ineludible, a pesar de que colocan, como primera careta, la expresión más violenta y achorada que pueden. El alcohol, la música y la soledad (la del estar sin el ser amado, la que ebulle sin piedad dentro del pecho) hacen que se quiebren las barreras y se muestre la fragilidad detrás del caos.

Así, “El escarabajo y el hombre” es un retrato logrado de las profundidades y contradicciones del ser humano, las que salen a flote en medio de la alegría y que brillan terriblemente en la juventud más fugaz.

DATO

Oswaldo Reynoso (1931-2016) es considerado como uno de los escritores clave de la denominada “Generación del 50″ de la literatura peruana.

Su obra está conformada por libros de cuentos y novelas, entre los que destacan “Los inocentes”, “En octubre no hay milagros”, “Los eunucos inmortales”, así como el poemario “Luzbel” y el póstumo “Capricho en azul”.

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