En su segunda acepción, la RAE considera que las ocurrencias son ideas inesperadas, pensamientos, dichos agudos y originales que ocurren gracias a la imaginación. En el ámbito literario, la ocurrencia se presenta como una expresión creativa e ingeniosa que irrumpe en el entramado narrativo y, de forma inesperada, adquiere relevancia. La ocurrencia puede presentarse en los giros de la trama, en los diálogos de los personajes, en las descripciones y hasta en los mismos finales; en este sentido, la genialidad del escritor consiste en saber cómo hacer de una ocurrencia algo significativo. Ahora bien, en su libro de cuentos “Ocurrencias de Don Nacho”, Teodoro Alzamora reúne 14 historias “ocurrentes” en las que esos momentos inesperados de la trama y esos diálogos ingeniosos de los personajes ratifican cómo la literatura —de forma repentina— es capaz de sorprender al lector y generar en él un sinnúmero de reflexiones sobre las contradicciones de la vida.
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Las ocurrencias de Don Nacho
El personaje principal de “Ocurrencias de Don Nacho” es Ignacio Vilela, es decir, Don Nacho. Este simpático personaje —alrededor de un centenario algarrobo— contará un sinfín de ocurrencias que resonarán en el imaginario de cada uno de los oyentes. Don Nacho cuenta, por ejemplo, cómo dos hombres —entre copa y copa— disputan una contienda para ver quién es el rey de las borracheras; Feliciano Calle y un tal Catalino beben y beben para ver quién de ellos es capaz de resistir los embistes del licor. Las ocurrencias están desde el momento en que nace el reto hasta que llega el trágico desenlace. Otro de los cuentos en el que los lectores observamos una contienda es “Pantagruélico Festín”; aquí los personajes cambian copas por comida y la contienda se define por ver quién de los dos come más, mucho más.
Las ocurrencias se presentan de manera inesperada y son cuidadosamente elaboradas por el autor para enriquecer la obra y darle un toque único. Por ejemplo, en el cuento “La Malpapeada”, Teodoro Alzamora presenta la historia de una pobre anciana que vive del trabajo de La Malpapeada, la perra que hace muchísimos años la viene acompañando y le provee de los cachorros que el público compra con mucho interés. La ocurrencia principal del cuento está en la campaña de vacunación que, en lugar de prevenir la enfermedad del paciente, se lleva su vida. Es necesario mencionar que todas las historias las “escuchamos” mediante la voz del narrador, quien manifiesta de forma explícita su tristeza por cómo termina la historia de esta vulnerable anciana, ya sin su vieja compañera.
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La narrativa “ocurrente” de Teodoro Alzamora
La ocurrencia es relevante en la creación literaria, porque las historias que se cuentan en un libro literario nacen de la vida y la vida está llena de muchísimas ocurrencias que hacen de la existencia humana una experiencia más entretenida. Las historias que están en las “Ocurrencias de Don Nacho” son “ocurrentes” porque Teodoro Alzamora las ha encontrado cada vez que mira a su pueblo y ve —por ejemplo— la típica personalidad del piurano; un ser alegre, bonachón, risueño y jaranero que está lleno de anécdotas y que se toma la vida de forma más alegre y única. Para corroborar esto último, basta solamente con leer los cuentos “Bala que bala” y “Copetín de mediodía”.
Un aspecto importante de “Ocurrencias de Don Nacho” es el registro lingüístico de los personajes y el desarrollo del narrador. En casi todos los cuentos que presenta Teodoro Alzamora es bastante significativo cómo los personajes “hablan” con su propio dialecto y sus propias características lingüísticas. El cuento final, “No estaba muerto”, es el de mayor mérito en este aspecto, pues los personajes se expresan como propiamente lo hace alguien que pertenece a ese lugar: “Lo cierto es que un día quiandaba con el diablo encima, te arrimé un sopapo que te negrió el ojo (…) Desdiay dejamos de hablarnos”.
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En las historias “Ocurrencias de Don Nacho” aparecen muchas voces que hablan en su propio dialecto, pero es el narrador quien dirige todo el diálogo y es muchas veces Don Nacho quien asume este rol; sin embargo, hay otro narrador quien nos habla de Don Nacho y las historias que se le ocurren. Ahora bien, Don Nacho es el narrador polifónico que orquesta todas las voces y que en muchos momentos desaparece de las escenas para que los propios personajes y otros narradores conversen; eso sí, esa desaparición es momentánea, pues al inicio de cada cuento los lectores tomamos conciencia de que estamos leyendo las ocurrencias de Don Nacho.