Una voz que se alimenta de sus raíces

Pesopluma / 221 páginas

El debut literario de Tadeo Palacios con “Mañana nunca llega” está marcado por uno de los grandes retos que tienen los escritores: encontrar una voz particular, alejado de un lenguaje estándar, que tenga una música personal nacida de un legado.

Y el conjunto de cuentos que ha publicado el autor peruano ha logrado esto. Su prosa es poética y crece con la atmósfera, el mar y el habla de Piura.

Los mejores textos del libro tienen esa cadencia que no solo es una fiesta, sino que también trae los miedos, fracasos, frustraciones, las violencias.

Palacios, por ejemplo, inserta “Salvemos nuestro amor”, la cumbia nostálgica y dulce de Agua Marina, como hipotexto de “Las últimas flores mueren con la tarde”, logrando un notable cuento sobre el duelo en medio de una celebración: el Día de San Pedro y San Pablo.

Mientras que, en “La invitación”, también relucen los recursos narrativos del autor, aunque carga un tinte muy marcado del Ribeyro cuentista que lo hace caer en lo predecible.

Además, Palacios ficcionaliza sobre la convulsa época que abarca entre 1980 y 2000, la violencia contra la mujer, la pandemia del COVID-19, las marchas de noviembre de 2020, entre otros aspectos sociales.

Con sus riesgos, aciertos y puntos a pulir, “Mañana nunca llega” muestra las grandes posibilidades de una voz que se alimenta de sus raíces.

Tadeo Palacios

(Piura, 1994)

Es abogado por la Universidad Nacional de Piura. En 2017, fue becario del programa Arequipa Imaginada del Ministerio de Cultura.