La mayor sorpresa de esta semana para los jóvenes colombianos Giovani, Iván y Horacio no fue ver a su selección en octavos de final del Mundial Brasil 2014, sino tener que dormir en la estación de autobuses de Río de Janeiro.

Al igual que estos tres colombianos, cientos de visitantes latinoamericanos se han visto obligados a pernoctar entre autobuses y maletas desde el pasado 12 de junio debido al elevado precio de los hospedajes.

"Durante la noche solo se escucha español desde hace una semana", explica una funcionaria de la estación de autobuses que cobra cinco reales el uso del baño.

"Intentamos acampar en la playa porque los hostales están muy caros, pero la policía nos echó", explica Giovani, que llegó de Colombia el miércoles pasado junto a sus dos amigos.

Actualmente, el precio de una cama en un dormitorio para doce personas supera los 100 euros en varios hostales de la ciudad.

Los argentinos Constanza y Hernán explican que no pueden pagar una habitación de hotel y tampoco los "mil dólares que nos llegan a pedir por las entradas al Maracaná", por lo que cada día se desplazan hasta la gigantesca pantalla de la FIFA montada en la playa de Copacabana.

"No es lo que esperábamos, pero no tenemos otra opción y al menos aquí es seguro durante la noche", afirmó la argentina al admitir que la terminal fue convertida en hotel.

Carlos Umberto, máximo responsable de seguridad de la terminal de autobuses de Río de Janeiro explica que la estación es segura ya que dispone de quince vigilantes propios, además de un dispositivo de policía que hace acto de presencia las 24 horas del día.

Ricardo de Oliveira Ribeiro, quien da las órdenes en la principal estación de autobuses, asegura que los turistas que pernoctan en el establecimiento son invitados a marcharse a tempranas horas.

"No echamos a nadie y tratamos bien a todos como viajeros, pero esto no es un hotel y a las seis de la mañana hay que hacer limpieza", dijo.

Sin un local adecuado para autocaravanas, esta mañana el ayuntamiento anunció planes para habilitar un estacionamiento cerca del Sambódromo y de la estación Novo Rio ante la llegada masiva de hinchas latinoamericanos con un poder adquisitivo reducido.

"Si Chile gana el Mundial, todo esto habrá merecido la pena", explica Fernando, quien viajará la próxima semana hasta Sao Paulo para apoyar a su selección frente a Holanda.

EFE