Luego de organizar el Mundial de 1950 y perderlo ante Uruguay en el Macaranazo, un trauma quedó en los hinchas brasileños que vieron en ese campeonato su mayor maldición que incluso acabó con suicidios dentro del Maracaná.
Cuando la FIFA eligió una vez más a este país para organizarlos las alarmas sonaron, sin embargo la ilusión de romper esa maldición y gritar campeón en el mismo Maracaná que hace 62 años Alcides Ghiggia les quitó.
Y a pesar que fue un camino polémica, los de Scolari llegaron a la semifinal con la ilusión de lograr el hexa en casa, sin embargo Alemania se encargó de alargar la maldición, no solo eliminando a la 'canarinha', si no crear un nuevo trauma igual o hasta mayor que el Maracanazo.
Fueron sietes los goles que anotaron los dirigidos por Joachim Low, los primeros cinco en media hora. Siete anotaciones que no solo humillaron a los brasileños si no que, tanto tras tanto, se encargaron de dejar en el olvido lo del 52 e instalar un nuevo trauma, una nueva maldición.
Brasil pasó del "Maracanazo" al "Mineirazo" y lleva dos traumas futbolísticos en los dos mundiales que organizó.