En una bochornosa noche en el Morumbí, Sao Paulo se consagró campeón de la Copa Sudamericana de fútbol sin haber jugado el segundo tiempo porque los jugadores de Tigre se negaron a salir al campo al denunciar agresiones por parte del personal de seguridad.
Tras esperar casi media hora, el árbitro chileno Enrique Ossés dio por terminado el partido y otorgado la Copa a San Pablo con un triunfo 2-0 por los goles de Lucas y Osvaldo.
El técnico Néstor Gorosito acusó a personal de seguridad de mostrar armas y agredir a jugadores, en tanto que personal de Tigre aseguraron que cuatro jugadores terminaron ensangrentado por los golpes.
Después de los minutos reglamentarios de descanso, la plantilla del Sao Paulo regresó normalmente a la cancha del Morumbi, pero Tigre no se presentó para los 45 minutos finales con el argumento de que habían sido salvajemente agredidos y que no tenían garantías de seguridad.
Tras esperar en vano durante largos minutos que el plantel argentino retornara, el árbitro dio por terminado el partido y los jugadores y más de 65.000 hinchas del equipo local presentes en el estadio irrumpieron en celebraciones.