Una chapa le cambió la vida y lo convirtió en el peruano más envidiado dentro y fuera de todo el país, sin lugar a dudas. Desde 1998 no ha faltado a ningún Mundial, y lo mejor de todo es que su presencia en todas las sedes ha sido gratis.
Se cerraba el siglo XX y un día Juan Carlos Bracamonte compró una botella de Coca Cola, auspiciador oficial de la Copa del Mundo. Entonces el trujillano se hizo acreedor del premió y "clasificó" por todo el Perú a Francia 98.
Campeón vitalicio del concurso, el señor Bracamonte asistió a todas los mundiales desde esa fecha, como lo contó a Reporte Semanal.
Francia, Corea-Japón, Alemania, Sudáfrica y Brasil forman parte de su repertorio de asistencias mundialistas, y ahora se alista para apoyar a Perú en Rusia, adonde irá de forma gratuita con un acompañante.
El señor Bracamonte contó que primero dio un largo trago a su bebida, y solo después, calmada su sed, vio el premio escondido en el interior de la chapa. Luego de descubrir que su suerte había cambiado, incrédulo, Bracamonte sospechó de que se tratase de una cámara indiscreta. Sin embargo, no fue así.
Bracamonte contó que el premio de asistente vitalicio en los mundiales le proporcionan la estadía y la asistencia a los partidos en un palco con servicio VIP, un paquete que cualquier peruano tendría que pagar cerca de 40 mil dólares si acaso quisiera disfrutar de ver el Mundial en vivo y en directo.