El proceso de desvinculación laboral, conocido como offboarding, es mucho más que una simple formalidad administrativa. Se trata de una etapa crítica que, si se gestiona con humanidad y estrategia, puede fortalecer la cultura organizacional y convertir a los excolaboradores en embajadores de marca.
“Un colaborador que se va con una buena experiencia tiene 2.9 veces más probabilidades de recomendar a su empresa anterior. Pero si la desvinculación se maneja mal, hasta el 25 % de los empleados que se quedan pueden pensar en renunciar”, advirtió Luis Bayona, Consultor Asociado en LHH DBM Perú.
A pesar de los avances en los programas de bienvenida e integración (onboarding), muchas organizaciones siguen tratando el offboarding con desorganización e improvisación. Estas son las cinco fallas más comunes que deben evitarse:
- Líderes sin preparación continua: Solo se capacita a los jefes ante casos complejos, sin un entrenamiento preventivo que les permita gestionar salidas con empatía y respeto.
- Falta de soporte emocional inmediato: La desvinculación tiene un alto impacto emocional. No acompañar adecuadamente al colaborador puede afectar su bienestar y dejar una huella negativa.
- Descuido en el equipo que se queda: El proceso también afecta a quienes permanecen en la organización. Si no se gestiona el cambio, el compromiso puede disminuir hasta en un 20 %.
- Procesos basados en costumbre y no en políticas: La ausencia de protocolos claros lleva a decisiones desiguales, aumenta el estrés organizacional y debilita la cultura.
- Otras oportunidades de mejora: Motivos de salida mal documentados, despedidas impersonales, y falta de indicadores de gestión son fallas frecuentes que afectan la experiencia del colaborador.
Bayona subrayó que tratar con respeto a quienes se van no solo es una buena práctica, sino un acto de coherencia y liderazgo. “Podemos haber compartido años de compromiso, pero si el cierre se maneja mal, eso es lo que se recordará”, afirmó.
Un offboarding bien planificado protege la dignidad del colaborador, mantiene la confianza del equipo, y construye una reputación positiva alineada con los valores de la empresa. En tiempos de incertidumbre, cuidar cómo se termina una relación laboral es más importante que nunca.