En el Perú, miles de padres con estudios inconclusos están transformando sus vidas al culminar su educación básica. Los CEBA ofrecen una segunda oportunidad que impacta positivamente en sus familias y comunidades.
En el Perú, miles de padres con estudios inconclusos están transformando sus vidas al culminar su educación básica. Los CEBA ofrecen una segunda oportunidad que impacta positivamente en sus familias y comunidades.

En el marco del Día del Padre, especialistas destacan el valor de la educación básica como herramienta clave para el bienestar familiar, especialmente para aquellos hombres que no lograron concluir sus estudios escolares. Lejos de ser una meta individual, culminar la educación representa una acción transformadora con impacto social, económico y emocional.

Según el informe “Perú: Indicadores de Educación según Departamentos 2013-2023” del INEI, el 3.6 % de los hombres mayores de 15 años presenta dificultades de lectoescritura básica y el 2.2 % abandonó la educación básica regular, cifras que evidencian brechas persistentes que afectan no solo al individuo, sino también a su entorno.

“Muchos padres dejaron sus estudios por situaciones económicas, familiares o falta de acceso a una educación de calidad. Esto genera un ciclo de desigualdad que puede repetirse en sus hijos si no se interviene”, explica César Dávila, promotor del Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) César Vallejo.

Los CEBA brindan una segunda oportunidad educativa, con horarios flexibles y programas adaptados a la realidad de adultos trabajadores o con responsabilidades familiares. En ese sentido, Dávila destaca cuatro beneficios clave de retomar los estudios:

  1. Más oportunidades laborales: Terminar la educación básica mejora la empleabilidad, reduce la informalidad y permite el acceso a trabajos con mejores condiciones.
  2. Base para seguir creciendo: La educación abre las puertas a estudios técnicos o superiores, incrementando el potencial profesional.
  3. Padres que inspiran: Al volver a estudiar, los padres se convierten en modelos de perseverancia y esfuerzo para sus hijos, fortaleciendo la cultura educativa en el hogar.
  4. Rompen el ciclo de pobreza: Una mayor formación mejora el acceso a información, servicios y calidad de vida, impactando en la salud, el ingreso familiar y la participación comunitaria.

“En este Día del Padre, queremos reconocer a los hombres que, a pesar de las dificultades, deciden regresar a las aulas y transformar sus vidas. Ellos están construyendo un futuro más digno, no solo para sí mismos, sino también para sus familias”, concluye Dávila.

La educación no tiene edad límite. Invertir en ella es una forma poderosa de cambiar destinos y construir sociedades más justas y equitativas.