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Aunque muchos consideren que la competitividad es una capacidad exclusiva de las grandes corporaciones, esto no es así. Según Eduardo Lastra, presidente del Instituto Latinoamericano de Desarrollo Empresarial (ILADE), las pequeñas empresas también pueden competir en el ámbito empresarial manteniendo un espíritu de coexistencia, respetando a los otros y promoviendo un clima de juego limpio.

¿Qué deben hacer este tipo de empresas para ser competitivas? “Primero, querer serlo; segundo, asumir dicha responsabilidad y tercero, trabajar en aquellos aspectos que les permitan encaminarse hacia la cima”, responde Lastra. En ese contexto, la conducta competitiva implica fijar una visión positiva de servir, establecer metas productivas, usar racionalmente los recursos físicos, invertir en la formación de las capacidades humanas, aceptar la responsabilidad social, entre otras acciones.

Lastra advierte que la empresa que compite con el propósito de sacar del mercado a sus contrincantes, y luego despreocuparse de brindar una atención de calidad a sus clientes, no actúa competitivamente. “Esta capacidad implica el compromiso de desempeñar un papel constructivo en la sociedad. El resultado de dicho esfuerzo es entregar productos o servicios altamente competitivos”, acota.

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