Caopack, un emprendimiento para crear envases a partir de residuos de la industria alimentaria. (Facebook)
Caopack, un emprendimiento para crear envases a partir de residuos de la industria alimentaria. (Facebook)

La prestigiosa universidad norteamericana MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) premió esta semana a 35 jóvenes innovadores menores de 35 años de Latinoamérica a través del MIT Technology Review en español 2020. En la lista figuran cinco peruanos: Alejandra Cuba, Jesús Mueras, Juvenal Ormachea, Athalí Castro y Robinson López.

El premio busca “destacar sus proyectos y mostrar algunas de las posibles direcciones que tomará la tecnología en la próxima década”. Resalta que los proyectos aportan a la lucha contra la emergencia climática, mejorar la salud, combatir la desigualdad y acabar con la corrupción, entre otras cosas. “Podrían estar a punto de cambiar el mundo”, subrayan.

Conversamos con dos de estos emprendedores, cuyos proyectos fueron incubados en el Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor (CIDE) de la PUCP.

Alejandra Cuba

La ingeniera de industrias alimentarias de la Universidad Agraria, de 26 años, no oculta su felicidad por el reconocimiento del MIT: “Sobre todo que fui reconocida en el área de categoría inventora, y destaca lo que he estado haciendo estos años como emprendedora STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés)”.

Su propósito, comentó, es dejar el nombre del Perú en lo más alto, y recordar que no solo se tiene biodiversidad y materia prima, sino que también se pueden crear productos finales que se comercialicen y exporten. Se refiere al trabajo que hace con Caopack, empresa que reutiliza productos de la industria alimentaria y los transforma en envases flexibles y naturales.

“Al principio fabricamos al materia prima con el deseo de reducir la contaminación de papel y plástico que hay en la industria, utilizando fuentes renovables que no impliquen tala de árboles. La idea es darle una segunda vida a los desechos, según los beneficios que tenga cada uno”, indicó Cuba.

La empresa, nacida a finales del 2018, viene desarrollando una gama de biomateriales, a partir de cáscaras de nueces, bagazo, cerezas, pero sobre todo destaca el cacao. Hace poco, un cliente del Cusco nos envió sus cascarillas de cacao, y con eso tenemos suficiente stock.

A futuro, Caopack apunta a ser una empresa que no solo hace empaques, sino que revaloriza los productos de la industria alimentaria. Ya sea para el área textil, con envases, o productos alimentarios o biotextiles. Buscando siempre disminuir la cantidad de desechos orgánicos de la industria.

Cuba reconoció que cuando comenzó era complicado, porque no todos toman tan en serio a una joven estudiante y mucho menos si recién está empezando, lo ven riesgoso. Es algo que Perú tiene que empezar a cambiar, tomar riesgos, e introducirnos a nuevas tecnologías, dijo.

Como recomendación invitó a los jóvenes a arriesgarse, “emprender, ser perseverantes, el camino no es fácil, pero todo lo que se hace con pasión se puede lograr. Sobre todo en darle una segunda vida a los productos de diferentes industrias. Se trata de transformar sin químicos, sin sustancias y sin dañar el medio ambiente”.

Jesús Mueras

Al ingeniero electrónico de 30 años la noticia le tomó por sorpresa. Porque en este reconocimiento participan emprendedores de todo Latinoamérica con tecnología que ayuda al medio ambiente y la salud. “Esto demuestra que al ecosistema de emprendedores, también le interesa el tema eléctrico, y nuestra propuesta se enfoca en la contaminación en la red eléctrica que quizás no podamos ver pero que sí existe”.

Su proyecto IoTomato se basa en el monitoreo de parámetros eléctricos en tiempo real. Desarrollan software y hardware para obtener información de equipos conectados a la red eléctrica de la industria grande, pequeña y hogares, y toda la energía que puedan estar consumiendo. Utilizan el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) y lo complementan con el uso de la nube.

“Buscamos incrementar la rentabilidad de la electricidad en la producción y también asegurar la seguridad. Las fallas eléctricas siempre pueden evitarse, y nuestra propuesta apunta a predecirlo y prevenirlo antes que ocurra”, manifestó Mueras.

Este emprendimiento nació desde el 2015, cuando el profesor Manuel Márquez le sugirió desarrollar un equipo pequeño para medir la distorsión armónica. Al investigar se dio cuenta que podían darle más valor a esta propuesta inicial. Y logró extrapolarlo a distintos tipos de topologías.

La idea fue tomando forma al unirse con sus compañeros Luis Enrique Ruiz y Edwin Hilario. En el 2018, postularon a Innóvate Perú como emprendedores y lograron el financiamiento, buscando aportar al medio ambiente. Allí conocieron al CIDE-PUCP, institución que les dio el valor que necesitaban.

A finales del 2019 constituyeron la empresa y en enero del 2020 ya empezaron a buscar empresas con las que podían trabajar. Hace tres meses vienen instalando demos en varias de estas empresas y ya comenzaron a tener feedback de su trabajo. Hace poco se reunieron con una empresa de centros comerciales para presentar análisis en tiempo real.

“Emprender hoy por hoy es complicado y demanda tiempo. Les agradezco a todos por el apoyo empresarial que ha sido muy valioso, y a la familia de los integrantes de la empresa por el apoyo y la comprensión”, enfatizó Mueras.

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