(Foto: El Peruano)
(Foto: El Peruano)

El 2022 se fue y dejó más momentos y hechos ingratos que buenos, a decir de los especialistas en temas económicos consultados por Correo. El tema que más movió y sigue preocupando es la Agenda 19 porque promueve medidas que no incentivan la inversión, por tanto, no se generan empleos adecuados. La prohibición para que las empresas tercericen sus actividades nucleares complicó el panorama laboral, según Percy Alache, socio líder de Servicios Laborales de PwC Perú.

Al sector minero no le ha ido bien en el 2022, salvo la puesta en operación de minas Quellaveco (Moquegua), tras la cual no hay otra gran inversión a la vista en el sector, por lo que el expresidente de la SNMPE, Carlos Gálvez, cree que la mejor señal del Gobierno a los inversionistas será que se  otorgue el permiso de ampliación de Toromocho (Junín), entre otros.

Para el economista Juan José Marthans, el 2022 deja atrás a uno de los gobiernos más incompetentes de la historia económica peruana y el 2023 pinta mejor, pero las elecciones generan incertidumbre para una real recuperación de la economía peruana.

Francisco Pantigoso, abogado tributarista, sostiene, por su parte que, en materia tributaria, el 2022 fue pobre porque fue superada por lo político, tanto que se olvidó aplicar medidas para reactivar a las mypes. Destacó que no se haya concretado un nuevo impuesto a la minería o un impuesto al patrimonio personal, que en el mundo no da resultados.

Otro sector golpeado fue el agroexportador que no obstante ser uno de los líderes del país, ha reducido sus márgenes o ganancias, según Gabriel Amaro, director ejecutivo de AGAP. Por ello, demanda un trabajo conjunto entre el sector privado y público y, sobre todo, poner más atención a la agricultura familiar e implementar una política agresiva para buscar nuevos mercados.

PERCY ALACHE, Socio líder de Servicios Laborales de PwC Perú

En ese sentido, destacamos tres situaciones: Primero, la prohibición para que las empresas tercericen sus actividades nucleares o “core”, las obligó a reacomodar sus negocios sin contar con criterios técnicos y, peor aún, tomaron esta decisión en un entorno de crisis económica.

Segundo, los cambios a las relaciones entre empresas y organizaciones sindicales vienen dificultando las negociaciones y los acuerdos, en tanto se han dado mayores incentivos para realizar huelgas.

Esas dos normas, que no contaron con espacios de diálogo y debate técnico, han generado una avalancha de más de 500 acciones legales ante el INDECOPI y el Poder Judicial.

Tercero, las facilidades del Trabajo Remoto (que permitió que más 233 mil trabajadores laboren bajo esta modalidad) han sido limitadas por la norma del Teletrabajo. Es decir, la discusión de quién debe asumir los costos (internet, energía eléctrica), que de momento es de responsabilidad única del empleador, reduciría la utilización de esta forma de trabajo.

“Esperamos que en el 2023 se corrijan los obstáculos antes mencionados, pero sobre todo se busque el acercamiento entre el Estado y los privados con el fin de atacar problemas centrales como es la informalidad; la mayor cobertura de los servicios de la seguridad social y se fomente la empleabilidad/profesionalización del mercado laboral”.

CARLOS GÁLVEZ, expresidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía

Lo bueno que se puede rescatar de la actividad minera en el 2022 es Quellaveco, proyecto que se terminó en el tiempo oportuno y entró en producción; podemos decir que es la gran noticia del año en el sector.

Pero, lo malo es que todavía se sigue afectando al Corredor Minero del Sur, lo que está impactando las actividades de Las bambas.

Además, se sigue postergando el proyecto Coroccohuayco (de ampliación de la mina Antapaccay, en el Cusco). Con las últimas algaradas que ha habido en esa zona del país,  tras la salida de Castillo, se está generando una mala imagen para el Perú respecto de las inversiones futuras que se necesita para dar sostenibilidad a la minería peruana en el mediano y largo plazo.

Otro punto malo del 2022 es que no se dio el permiso de ampliación a Toromocho (Junín) por lo que sería una buena señal si se rectifica y se otorga el permiso correspondiente, en un corto plazo, considerando que se tiene un gabinete ministerial diferente.

Para el 2023, si se hace esa rectificación, ya se  tendría un primer proyecto con la ampliación de Toromocho. En segundo lugar, esperaría que se pueda dar inicio a la construcción de San Gabriel, mina de oro; los permisos en un gobierno como el de Castillo tomaba una eternidad.

También se debería poner en valor proyectos estancados como el de Tía María, que se cae de maduro; tiene todo, todos los permisos, se debe conversar con la gente (del valle del Tambo, Arequipa).

JUAN JOSÉ MARTHANS, economista PAD – Escuela de Dirección- de la Universidad de Piura

El exiguo crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), de menos del 3%, será gracias a los cimientos de la economía que se instauraron en los últimos treinta años, los mismos que no se pudo desmantelar.

Podemos decir que fueron 17 meses de terror económico; la inversión privada se esfumó en el año que terminó.

En 2023, con un nuevo gobierno, que dispone de equipos ministeriales decentes, que da señales de transparencia, que no pone en tela de juicio el modelo económico, que se articula con el Legislativo, que no promueve una división demencial entre peruanos, las cosas empiezan a mejorar.

Es posible, con esas nuevas condiciones, que superemos el temido 1.5% de crecimiento económico en próximo año.

Finalmente, el problema va más allá de este nuevo gobierno de transición. “Si las elecciones generales nos acercan a posiciones extremas durante y luego de la campaña, no habrá una necesaria recuperación de la inversión privada. Con ello, los ajustes a las remuneraciones y regeneración de empleo podrían ponerse en tela de juicio. El consenso y la unidad se demandan a gritos. Sin ellas, no hay una salida económica.


FRANCISCO PANTIGOSO, abogado tributarista y catedrático de la Universidad del Pacífico

El 2022 puede ser calificado como un año de “inacción tributaria”; lo político salpicó lo fiscal. A pesar de múltiples propuestas para aliviar a las alicaídas mypes, como la no afectación de impuestos al inicio de la actividad, devolución anticipada de detracciones para mejorar flujo, etc., no se dio nada de ello. Al contrario, se dieron normas antitécnicas, como la exoneración de cinco productos de la canasta básica o la rebaja del IGV a 8% en restaurantes y hoteles de mypes. Son normas meramente populistas.

Además, no hay consulta, en general, a técnicos y a contribuyentes sobre el alcance normativo que se quiere imponer. Felizmente, en el 2022, las amenazas de un impuesto a las sobre ganancias mineras, o un Impuesto al Patrimonio Personal no se dieron.

Lo bueno del 2022 es que la SUNAT combatió los actos elusorios. Lo que faltaría en el 2023 es una tributación “más humana” (como lo señalo en mi último libro “Tributación humana”). Es decir, deben darse normas de apoyo al emprendedor, muy sencillas, bien difundidas y que se pague así lo justo; que no tengan solo un afán recaudatorio, que se trabaje por aumentar la base de contribuyentes. Un ejemplo de humanización: que el IGV se pague con el criterio del percibido (efectivo) y no cuando se emita una factura o se entregue el bien; esto está generando sendas quiebras de empresas.


GABRIEL AMARO, director Ejecutivo de Asociación de Gremios de Productores Agrarios del Perú (AGAP)

En el 2022, el sector agrario y agroexportador tuvo resultados muy complicados, no se incrementó las inversiones, producto  de la crisis  mundial, la continuidad de los  efectos del Covid, alza de fletes marítimos y fertilizantes, etc.  También por la inestabilidad interna del Perú a raíz de  la deficiente gestión gubernamental.

La mayoría de los productores agrarios atraviesa dificultades; las agroexportaciones cerrarán el año con menos de $10,000 millones y sus ganancias se reducirán al límite, lo que afectará la sostenibilidad, la cadena productiva y de comercialización del sector.

Lo bueno fue la creación de la mesa ejecutiva publico privada agroindustrial y agroexportadora en el MEF para eliminar trabas, riesgos y sobre costos a la regulación agraria, además para impulsar las inversiones agrarias. Otro tema positivo fue que Senasa y Promperú mantuvieron su carácter técnico a favor del sector.

El 2023 también será complejo por las condiciones de la economía global. Por ello, en Perú se debe trabajar en mejorar las condiciones para sobrellevar la crisis; también para recuperar la competitividad y lograr retomar la confianza de los inversionistas.

Pero, será necesario el trabajo conjunto del sector privado y público para aprovechar el potencial del sector agrario. Además, urge el apoyo a la agricultura familiar, abandonada por el Gobierno, así como mejorar la regulación agraria para devolverle el carácter promotor; eliminar sobre costos y riesgos. También la implementación de una muy agresiva política de acceso a nuevos mercados  y de mejoramiento de los actuales.  La Agenda agraria es muy urgente para el desarrollo del país.

CÉSAR ROMERO, jefe de investigación de Renta4 SAB

Al hacer un balance del desempeño de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) podemos decir que, a pesar de la caída de su índice general en el último mes, de 5.77%, sus resultados todavía se mantenían en terreno positivo al cierre del 2022 porque se observa una subida superior a 1%.

En el último mes del año, el recrudecimiento de las coyunturas social y político local golpearon principalmente a los sectores bancario, de consumo y minero, los mismos que cayeron 11.19%, 2.06% y 1.76%, respectivamente.

Por otro lado, el sector eléctrico cayó 13% en diciembre, tras la fuerte subida de 43% que registró en noviembre, como consecuencia de la noticia de una potencial venta de Enel, por parte de su matriz italiana.

Se estima que, en la última semana del año, los sectores golpeados recuperaron terreno, sobre todo el minero, que se encontraba 4.4% abajo en el año.

Las caídas de determinadas acciones en el último mes de laño 2022 dejan a la bolsa limeña en un territorio apto para recuperarse, siempre que el panorama político termine siendo beneficioso.

El sector con mejores perspectivas, además del minero, sería el bancario; esto debido a que se espera que durante el 2023 las tasas sigan altas, globalmente, ayudando a los márgenes financieros.

Por otro lado, la reapertura de la economía china debería ser beneficiosa para los precios de commodities como metales base, principalmente el cobre, que en diciembre recuperó terreno. Sin embargo, en la última jornada bursátil del año se presentó el temor de una nueva cuarentena en China por el avance del Covid.