Orgullosamente cusqueña. Cuando Griela Pérez se convirtió en madre surgió en ella una gran necesidad. “Quería que mi hija, Agustina, sea una niña auténtica y que nunca pierda el lazo con sus raíces. Le puse polleras desde que empezó a caminar”, confiesa.

La diseñadora de profesión recuerda la vez en que llevó a su pequeña al estadio en polleras y tuvo el infortunio de escuchar preguntas como, ¿por qué la has disfrazado?. “Eso me dio más ganas de empollerar el mundo, porque soy consciente de que las polleras simbolizan la resistencia ante la colonia”, expresa con firmeza. Este impase se convirtió en el principal motor para dar vida a su emprendimiento social “Las polleras de Agus”, mediante el cual trabaja incansablemente para preservar y mantener el valor de esta importante pieza, así como de nuestros bordados. Otro de los propósitos es reconectarnos con nuestras raíces.

Sostenibilidad y cambio social. Más que una marca de ropa étnica, la ejecutiva manifiesta que “Las Polleras de Agus” es una empresa B certificada. ”Generamos empleo co-creando en zonas vulnerables de distintas provincias del Perú, visibilizando a quienes están detrás de nuestras prendas, apoyando a artesanos locales de comunidades alto andinas y creando un ecosistema alrededor del producto que hace que este sea sostenible”, explica. Sus bordados son trabajados con lana de oveja, hilos de algodón y otros materiales ecoamigables.

Hilos, cultura y amor. Visiblemente emocionada, Griela confiesa que trabajar con artistas artesanos es uno de sus máximos logros. “Mi sueño siempre fue poder ayudar y si puedo hacerlo a través de mi trabajo, entonces siento que estoy haciendo lo correcto”.

Portafolio. Actualmente, ofrecen más de 50 productos, entre faldas vestidos, abrigos, chaquetas de denim, accesorios, zapatos, vestidos de novia, prendas de niña y hasta una línea de muebles rescatados de vertederos. Lo más demandado son las polleras de adulta y niña.

Pérez afirma que “hemos ido creciendo con calma y sin prisa, sobre todo que nos estamos convirtiendo en una lovemark dentro del mercado peruano que está reconectándose con la cultura”.

Canales de distribución. Inicialmente, la compañía comercializaba sus productos a través de un marketplace propio, y poco a poco fueron difundiendo su portafolio en redes sociales. También cuentan con puntos de venta en Lima y Cusco. Y este año presentarán sus trabajos en Larcomar, un centro comercial con mucho tráfico de turistas nacionales e internacionales.