En 2024, los gastos del Gobierno de la presidenta Dina Boluarte superaron todas las expectativas fiscales porque rompió ampliamente la regla establecida para inicios de año.
La meta de inicios de 2024 fue cerrar con un déficit fiscal de 2%, es decir, que los gastos del Gobierno superen en ese porcentaje los ingresos de la caja fiscal.
Pero el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) pidió modificar esa meta y elevarla a 2.8%. Sin embargo, ese incremento no fue suficiente y se cerró en 2024 con un déficit fiscal de 3.6%, considerado el más alto de los últimos 32 años.
Al incumplir la meta del déficit fiscal en 2024, el Gobierno gastó S/17,705 millones más, estimó Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de Comex Perú.
Un año antes, en 2023, la meta inicial del Gobierno era exceder en 1% los gastos en comparación de los ingresos del país, pero pidió modificar la regla fiscal y lo pasó a 2.4%. Aún así, incumplió la promesa y el déficit fiscal cerró en 2.8%, teniendo como atenuante la recesión de la economía.
“En el 2023, el incumplimiento del déficit fiscal implicó que el Gobierno gaste S/18,313 millones más del lo previsto”, indicó Zacnich a Correo.
Repetición. Para 2025, las perspectivas son muy similares. La meta planteada a inicios de año (2.2%) se va a incumplir de todas maneras.
Y es que el titular del MEF, Raúl Pérez-Reyes, ha adelantado que pedirá al Congreso ajustarlo a 2.8%.
Pese a ello, los analistas económicos creen que existe un riesgo de que se vuelva a incumplir la regla fiscal por tercer año consecutivo en el 2025, considerando lo que muestra el comportamiento de gastos del Gobierno.
Al respecto, el director del Instituto Peruano de Economía (IPE), Diego Macera, afirmó que el déficit fiscal no debería empeorar, considerando que el MEF es optimista con los resultados que tendrá la economía al final de año, que crecería entre 3.5 y 4%.
“Ese gasto adicional no se justifica en un año en que la economía está creciendo cerca de su potencial, es decir, entre 3.5 y 4%”, señaló a este Diario.
Refirió que el excesivo gasto no solo es un tema del Ejecutivo, que tiene un rol importante con el Ministerio de Economía y Finanzas, que es el principal guardián del equilibrio fiscal, sino que también es responsabilidad del Congreso y del Tribunal Constitucional (TC).
Debilitado. Ello, según explicó, es porque el Ejecutivo está debilitado ante el Congreso. “Hay un Congreso con representación de partidos muy precaria. También hay un Tribunal Constitucional (TC) que autorizó al Congreso a tener iniciativa de gasto para los siguientes años”, manifestó.
En ese sentido, refirió que en la última revisión de la intervención del Congreso con sus iniciativas de gasto, el Consejo Fiscal (CF) contabilizó casi 200 dictámenes que incrementaban los gastos fiscales.
Al respecto, Macera indicó que el TC ha señalado que este año no se aplicará su resolución, pero sí el próximo año.
“Parece convenio tripartito entre el Ejecutivo, el Congreso y el TC. Estamos hoy en una situación fiscal muy delicada y el Consejo Fiscal lo viene alertando desde hace un tiempo”, comentó.
El economista refirió que un mayor gasto del actual Gobierno puede suponer un mayor endeudamiento del país, el cual se pagará con impuestos.
La presión tributaria en Perú fue de aproximadamente 15% en el 2024, por debajo del 22% de Chile y del 20% de Colombia.
En el país existe una gran evasión del Impuesto General a las Ventas (IGV) y del Impuesto a la Renta (IR). Además, la base tributaria es casi la misma, considerando que el 1% de las empresas que operan en el país aportan más del 80% del total de impuestos.
Desentendido. Diego Macera afirmó que el MEF prácticamente ha dicho que no se va ajustar el cinturón, que seguirá gastando lo que tiene que gastar, “que el problema es del próximo Gobierno, que se debe ajustar el cinturón”.
Ese cambio de posición del MEF, dijo, llama la atención porque la modificación de la regla fiscal (mayor gasto) no estaba en el documento oficial del MEF de hace un mes, cuando publicó el Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM).
Explicó que el MEF publica dos veces al año su visión oficial (blanco y negro) mediante el IAPM y al final de agosto hace lo mismo con el Marco Macroeconómico Multianual (MMM), en el cual el Gobierno informa sus estimados de crecimiento de la economía, ingresos fiscales, gastos, etc., los que constituyen la columna vertebral del Presupuesto Público del año siguiente.
“En el IAPM, en el lapso de menos de un mes, el MEF cambia de opinión sobre su visión de las proyecciones y señala que ya no podrá cumplirlos”, precisó.
Por ello, manifestó que se pensaría que la parte técnica del MEF debería prevalecer sobre algunos temas subyacentes.
Consecuencias. Macera reiteró que la visión que plantea el MEF es dejar el problema al siguiente Gobierno porque no ajustará el gasto y que se llegará a un déficit fiscal más cercano al 1% en un plazo más largo.
En ese sentido, se preguntó si es creíble la consolidación fiscal que está planteando el MEF. Se respondió: Si no es creíble, ¿qué consecuencias tiene para el grado de inversión y calificación de deuda que tiene Perú?
El grado de inversión es una alta calificación que tienen los créditos de algunos países, entre ellos Perú, que implica la confianza que otorgan los inversionistas del mundo.
Perder el grado de inversión representa justamente prescindir de esa confianza; por tanto, cuando un país no lo tiene, difícilmente consigue financiamiento barato por el riesgo de que pueda incumplir el pago de su deuda. Entonces, se le aplica altas tasas de interés, lo que encarece su economía.
Cambio. Macera, al ser consultado sobre si la salida de José Salardi fue a propósito para hacer cambios en el MEF, respondió que es posible porque hoy existen cambios de opinión en el MEF, como son los casos de las Asociaciones Público Privada (APP), ley que se ha observado, así como la reducción del porcentaje del IGV (que pasará de 16 a 14% para el Tesoro Público en favor de las municipalidades).
Recordó que el MEF se había manifestado, hace menos de dos meses, en contra de la reducción de los ingresos del IGV.
“Hay una fuerte preocupación por los cambios que está generando la actual administración del MEF, no está demostrando que hay predictibilidad, que es lo que atrae a los inversionistas”, opinó.