En el 2024, Machu Picchu tuvo 1.5 millones de visitas, pero 77 mil por debajo del registrado en el 2019, señaló Carlos Gallardo, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE) durante el seminario virtual “Machu Picchu: De la crisis a la oportunidad”.
En ese sentido, refirió que recibió unas 500 mil visitas menos que las que hubiese alcanzado si recuperara la tendencia de los cinco años previos a la pandemia.
Según estima el IPE, entre el 2020 y 2024, Machu Picchu habría dejado de recibir cinco millones de visitas respecto de su tendencia prepandemia. “Ello hubiese significado 25% más visitantes que los que realmente recibió la ciudadela inca en este periodo”, precisó Gallardo.
En tanto, entre enero-julio 2025, la ciudadela inca recibió 675 mil turistas extranjeros, 3.6% menos que igual periodo de 2019 (700 mil turistas).
Factores
Esa caída, explicó Gallardo, no solo responde al impacto de la pandemia y los conflictos sociales, sino también a una falta de inversión sostenida en infraestructura, conectividad y promoción turística.
“Ello ha impactado sobre la creación de empleo en la región Cusco: entre el 2019 y 2024, se perdió un tercio del empleo directo e indirecto generado por el turismo, lo que equivale a 33 mil puestos de trabajo perdidos”, puntualizó.
Explicó que en 2024 la economía del Cusco creció apenas 0.8%, pero pudo haber crecido 35% más (es decir, 1.1%) si los arribos a hospedajes hubiesen recuperado su nivel prepandemia. Recién este año, entre enero y mayo, Cusco ha alcanzado el número de visitantes a hospedajes que registró en 2019.
En tanto, Roger Valencia, presidente del Instituto Cusqueño de Economía (INCUSE), advirtió que Machu Picchu atraviesa una etapa de envejecimiento como destino turístico. “Los cuellos de botella en el acceso, la reducción del gasto de los visitantes y el deterioro en la calidad del servicio han generado un círculo vicioso que deteriora la satisfacción del turista”, señaló.
Por ello, propuso renovar la imagen del destino, incorporando atractivos y modernizando la gestión del espacio con un enfoque centrado en mejorar la experiencia del visitante, desde la planificación del viaje hasta la vivencia en el lugar.
Desde el sector privado, Juan Stoessel, CEO de Casa Andina, hizo un llamado a pensar en el largo plazo, haciendo hincapié que Machu Picchu genera alrededor de S/220 millones anuales solo en boletería, pero lleva años sin recibir inversiones relevantes.
Recordó que la UNESCO ha respaldado la implementación de centros de visitantes y la puesta en valor de los caminos incas, lo que muestra que existe viabilidad técnica. “Cada dólar invertido se multiplica en empleo para las comunidades y dinamismo económico para todo el circuito turístico del sur”, afirmó.
También recalcó que la sostenibilidad del sitio requiere liderazgo y decisión política para priorizar su conservación.