Su experiencia en las aulas la llevó a descubrir un mal que aqueja a nuestra educación: la comprensión lectora. Cuando Erlita Ojeda era maestra en una conocida universidad limeña, allá por los años 80, descubrió que gran número de sus alumnos no entendían los textos que leían. Ese fue el punto de partida que la llevó a crear su propia editorial: Corefo.

Empezó como maestra...

Sí, por casi 37 años. Enseñé en Chepén, La Libertad, en el Instituto Pedagógico Nacional de Monterrico. Aquí, en la capital, trabajé en la Universidad de Lima. Elegí la docencia porque me gustaba interactuar con otras personas, ayudarlas. Al final, los estudiantes me alimentaban con su frescura y juventud.

¿Cuándo tuvo la idea de hacer una editorial?

Nació de casualidad cuando dictaba mis clases de lengua en la universidad. Me di cuenta de que los estudiantes, que provenían de los mejores colegios, no comprendían los textos que les daba. Leían las palabras sílaba por sílaba, pero no las ideas completas.

¿Qué hizo entonces?

Preparé un material de lectura para ellos que dio resultados. Hice una investigación sobre comprensión de lectura y trabajos grupales. Identificábamos las ideas principales de cada texto. El que no entendía, se acercaba, y yo le explicaba punto por punto.

¿Y luego?

Hice mi investigación en unos textos para escolares de primaria. La universidad iba a editarlos, pero al final no se pudo. Entonces, como ya había hecho una preventa, fui a la imprenta de un amigo y sacamos 500 libros. No podía quedar mal con los colegios que me habían hecho pedidos. Más que nada, mi empresa nació por la vergüenza de no fallar a los centros de estudio. Era 1993.

¿En qué momento creció su empresa?

Cuando fui de viaje al norte a ver a mi madre, una monja estaba de visita y le gustaron mis libros. Me pidieron más de 1600 ejemplares. Así, en cada visita a provincia, llevaba mis textos y me hacían pedidos.

¿Qué sacrificios hizo?

Dejé la docencia. Yo escribía, editaba y vendía mis textos. Al principio trabajaba sola, pero ahora somos 150 trabajadores. Mis hijos también me apoyaron, ellos iban a provincia con mis libros y la gente les hacía pedidos.

¿Cuáles fueron sus principales aciertos?

La responsabilidad que me inculcaron mis padres y seguir este largo camino con Dios. En los textos de la editorial también incluimos la formación de valores. Procuramos fomentar una enseñanza integral.

¿Qué opina de la educación actual?

Creo que este gobierno ha puesto énfasis en el tema con programas como Beca 18 y Qali Warma. Pienso que deberían ser parte de un plan nacional para que el siguiente gobierno continué trabajando en los aciertos y corrija lo que haga falta.

¿Algún consejo para los padres de familia?

No basta con que los hijos sean buenos estudiantes, también necesitan ser buenas personas. Para educarlos, el mejor medio es con el ejemplo. Cada vez son menos las personas que cuentan con valores y no hay que perderlos.

¿Extraña la docencia?

No hay tiempo para volver, pero a veces con mis nietos hago de maestra. Con la editorial preparamos material para que los profesores hagan un buen trabajo.