Wendy Villaverde es "La reina de la plastilina"
Wendy Villaverde es "La reina de la plastilina"

Con Wendy Villaverde la plastilina parece adquirir vida propia. Tanto así, que desde hace un tiempo la utiliza para “traer” de la muerte a personajes famosos como el legendario John Lennon o el físico y genio Albert Einstein. Ellos, al igual que un Gustavo Cerati de los ochenta o “papá Chacalón”, entre otros grandes artistas, conforman Celebrity Deathclay, un museo de celebridades fallecidas hechas en plastilina, y que por ahora se ubica en casa de la artista.

¿Qué recuerdos guardas de tu niñez?

Llenaba mis cuadernos de dibujos. Veía caricaturas y las volvía a dibujar. Luego, cuando era más grande, observaba cuadros de artistas famosos como Van Gogh y recreaba sus pinturas. Mis padres y tíos también dibujaban. Pienso que mi gusto por el arte también viene de ahí.

¿Cuándo empiezas con el arte en plastilina?

Comencé en el 2009. Vi una producción magnífica en España llamada “El viaje del cid” donde había animaciones con plastilina. Noté que se podía hacer cosas increíbles con un material tan sencillo. Así que empecé a hacer muñecos de mi familia o amigos. Tenía una banda de ska y los hice a todos. A la gente le encantó y llegaron los primeros pedidos.

¿Así nace tu museo?

Hacía varios personajes, pero como eran encargos me quedaba sin nada. Así que empecé a hacer celebridades que tras su muerte trascendieron aún más. Al principio usaba la plastilina escolar, pero desde hace un año uso una que es horneable y tiene mayor durabilidad.

¿Cómo es tu proceso de creación de personajes?

Me toma cerca de un mes. Soy bien detallista y hago mi investigación. Reviso fotos, videos, leo sobre su vida. Hay que captar la mejor expresión del artista o cantante a representar.

¿Qué es lo más difícil?

Es un poco complicado guardarlos, se pueden caer o malograr (los tiene en cajas de vidrio). Además, el arte en Perú no es tan valorado. Cuando digo el precio de mis obras (500 soles), muchos dicen que es muy caro, aunque otros sí lo entienden.

¿Una mala costumbre?

La gente está acostumbrada a cosas rápidas, algo masificado. De repente no valoran que cada trabajo es único y no habrá otro igual. Me han dicho que vaya a Colombia y haga mi arte allá. En Argentina, por ejemplo, abundan los centros culturales.

¿Por qué creer en el arte?

Porque te enriquece. Es como imaginar y volar. Esto te ayuda a ser mejor persona. Es algo que sale de muy adentro. A veces un niño no sabe cómo expresarse y hace travesuras, pero con una pintura puede decir lo que siente sin ser malcriado o dañar a los demás.

¿Cuál es tu sentir con las plastilinas?

Aprendí y creé mi propia técnica. Cada nuevo personaje quiero que me salga mejor que al anterior. Para mí este arte es mágico. Casi de la nada creas algo hermoso como si fueras un “minidios”. Muestro algo de mí al mundo. Es gratificante que le guste a la gente y las críticas ayudan a mejorar.

¿Alguna meta en mente?

Pienso agrandar mi colección y luego hacer una exhibición. Me gustaría llegar a 200 esculturas. Seguir con más retos. Hace poco hice un Elvis Presley versión zombie y desgarrarle la ropa era como malograrlo. Fue difícil, pero pienso sacar una línea con más celebridades zombies.

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