Agricultor junto a su burrito que cargaba el ccapo en la Plaza de Armas. (Foto: Leonardo Cuito)
Agricultor junto a su burrito que cargaba el ccapo en la Plaza de Armas. (Foto: Leonardo Cuito)

A punta de tragos de chicha de guiñapo y mote (maíz), con la soga sujetando al burro que carga el ccapo, un arbusto seco, Caseano Carrión Quispe danza con destreza y sin ceder por más de 4 kilómetros desde el sector de la Tomilla en Cayma hasta la Plaza de Armas de Arequipa.

El caymeño de 56 años es todo un personaje infaltable en la tradicional fiesta de la entrada de ccapo.


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“Esta tradición se acuña en la lejanía de nuestra historia, cuando el hombre prehispánico para conseguir su subsistencia tenía que realizar grandes jornadas de muchos días y así abastecerse de sus alimentos. Es allí donde usa el ccapo para abrigarse de las frías noches de nuestro ande”, refiere una reseña de la comuna caymeña.

Esta proyección del pasado histórico de Cayma se da cada año desde 1981, como antesala al aniversario de Arequipa y es prueba viva de la fraternidad local.

Ni la reiterada suspensión de la actividad, por las restricciones de la pandemia del coronavirus, hizo menos la festividad, ya que, cientos de personas siguieron ayer el recorrido desde la avenida Ramón Castilla, en Cayma, hasta la Plaza de Armas.

Por más de tres horas la fiesta, juego, color y baile se percibió en las calles de la ciudad.

Las estampas típicas no faltaron, como la yunta, el arado de la tierra con la ayuda de dos toros.

ESTAMPAS TRADICIONALES

Otras estampas fueron las lecheras, quienes montadas en su burro, simbolizan la forma de reparto antiguo de leche, la cual derrocha alegría y nostalgia entre los locales.

Así también, fueron aplaudidos los grupos de pampeñas que hicieron la entrega de mote y chicha de güiñapo, a los ciudadanos que se encontraban a lo largo del recorrido.

Destacaron además, el loncco caymeño, los mojigangos, quienes armaron la fiesta y soltaron más de una carcajada con sus travesuras, y los agricultores arequipeños.

Los carros alegóricos del municipio de Cayma y colegios de la zona reflejaron las costumbres del distrito.

No hubo excusa alguna para perderse la fiesta de la entrada del ccapo. La avanza edad o el trabajo no fue impedimento, como es el caso de Toribio y Lorenzo, de 89 y 37 años, respectivamente.

Toribio en silla de ruedas y con dificultades para escuchar estuvo en primera fila aplaudiendo el recorrido, como cada año. Mientras que Lorenzo, un barrendero municipal, limpiaba las calles al ritmo de las coplas caymeñas. El jolgorio se trasladó a Plaza de Armas, donde continuó la fiesta previa al aniversario de la ciudad.

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Entrada De Ccapo