Pacientes reciben el cuidado del personal del Honorio Delgado Espinoza.(Foto: GEC)
Pacientes reciben el cuidado del personal del Honorio Delgado Espinoza.(Foto: GEC)

La estancia de un paciente en un hospital no debería ser prolongada. Después del alta médica todos deberían volver a casa para recuperarse a plenitud con el apoyo, cariño y cuidados de la familia. Pero también hay aquellos enfermos del olvido, pacientes que afrontan solos los males que los aquejan como el abandono de los suyos.

Los hospitales no son un albergue ni tienen personal que trabaje como cuidadores, pero la indiferencia obliga a hacer excepciones como sucede en el Honorio Delgado Espinoza que tiene a cinco personas, la mayoría de ellas mujeres, en abandono, incluso durante varios años.

Clínicamente están en condiciones de alta, pero no dejan el hospital porque todos sus familiares, han optado por darles la espalda menos  los médicos, enfermeras, técnicos y asistentes sociales  que se encargan de atenderlos mientras realizan su trabajo diario.

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SILENCIO

Angélica Hancco Choque  tiene 54 años y a mediados de julio ingresó por la emergencia del hospital acompañada de su hermana quien la dejó sola.  La mujer fue atendida por una  Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) que padeció durante un año y que junto a la diabetes la llevaron a estar postrada en cama. Después de la atención dada por los asistenciales, Angélica se recuperó y desde hace un mes está de alta, pero el silencio de su familia puede más.

Las asistentas sociales se contactaron con la hermana que la dejó en el hospital y dijo que no podía llevarla porque estaba en Lima, después ubicaron a sus hijos Alipio Vilca, Nelida Cutire y Aderli Cutire, pero ninguno de ellos ha respondido al llamado hecho desde el hospital.

“Angélica vivía en ciudad municipal y en una de las visitas domiciliarias la hermana nos dijo que si la iba a recoger, pero cuando le comentamos que estaba de alta, dijo que se encontraba en Lima”, dijo la asistente social  Esmeralda Villanueva, consternada por la indiferencia mostrada hacia la paciente que está a su cargo.

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Magno Turpo Casto (70) fue paciente COVID de hospital al infectarse durante la pandemia y aunque fue dado de alta, volvió a ingresar en marzo para quedarse. Él vivía en Cerro Colorado, pero sus familiares no quieren volver a tenerlo por lo que las asistentas sociales están gestionando su ingreso a un albergue, han hecho consultas en establecimientos públicos y privados, pero  aún están a la espera de una respuesta.

Ines Taco Rivera (61) es la paciente en estado de abandono más antigua que tiene el hospital. Desde hace 12 años permanece internada en el área de psiquiatría con un cuadro de esquizofrenia paranoide y epilepsia.

“A veces vienen familiares a visitarla y le traen cosas, pero no quieren llevarla con ellos.  La población se confunde, pues el área de psiquiatría no es un lugar donde deba permanecer siempre. La paciente está estable y puede seguir recibiendo su tratamiento en los centros de salud mental, pero no lo hacen” agregó Miriam Chura, asistente social del hospital.

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