Niños y jóvenes acólitos participaron ayer en la celebración del Jubileo de los Monaguillos que formo parte de los actos por la devoción católica a la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Corpus Christi, que congregó a numerosos fieles ayer por la tarde en el atrio de la Basílica Catedral.
La Eucaristía comenzó a las 18:00 horas presidida por monseñor Raúl Chau Quispe, arzobispo auxiliar de Arequipa junto a sacerdotes y ante la presencia de autoridades civiles, políticas y militares de la región, así como todo el clero de la Arquidiócesis, seminaristas y comunidades de vida consagrada.
Los monaguillos demostraron su intención de servicio a la Iglesia.
Se pudo ver a grupos de creyentes de parroquias, movimientos, comunidades, hermandades e instituciones educativas, además de fieles que se reunieron en la Plaza de Armas para manifestar públicamente su fe y amor por Jesús con la veneración a la hostia consagrada.
Precisamente este fue el punto culminante con la procesión y exposición en la custodia denominada “La Moratilla”, en medio de cantos y diversas formas de alabanza que brotaron del corazón agradecido de los participantes.
MENSAJE
Durante la homilía, monseñor Chau destacó el profundo significado del sacrificio de Cristo que se conmemora en esta celebración. “En cada Eucaristía, Cristo se entrega nuevamente por nosotros, renovando su sacrificio de amor en la Cruz. Esta solemnidad del Corpus Christi nos invita a contemplar y adorar a Jesús, quien se hace presente bajo las especies del pan y del vino, ofreciéndose continuamente por la salvación del mundo”, expresó antes de señalar que “la procesión eucarística es una manifestación pública de nuestra fe en la presencia real de Cristo, quien camina con su pueblo y transforma nuestros corazones cuando lo recibimos con devoción y amor”.
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