Cada noche, personas inescrupulosas llegan hasta la parte de atrás del colegio de Apipa III, en el distrito de Cerro Colorado, para botar y quemar basura sin importarles que allí estudian más de 150 escolares. El humo entra por los orificios de las más de 10 aulas prefabricadas y en las mañanas los alumnos llegan a clases con olor a ceniza.
Los vecinos advirtieron que los responsables no serían del mismo sector, sino personas que vienen de otras zonas aprovechando la oscuridad y la falta de alumbrado público.
La quema ocurre en los exteriores del colegio, al lado del cerco perimétrico, que también está deteriorado al igual que su malla rashel.
MÁS DIFICULTADES
A estos problemas, se suma que la institución funciona en un terreno arenoso, lleno de piedras y sin protección real. Hay más de diez aulas prefabricadas que a diario tienen que ser limpiadas constantemente por la acumulación de polvo y lo peor es que tienen agua limitada, al igual que mobiliario insuficiente.
El centro educativo es solo una medida provisional para los alumnos, que años anteriores tuvieron que estudiar en aulas completamente deterioradas, que empeoraron en épocas de lluvias. Sin embargo, aún no hay fecha definitiva para que se termine la obra de su colegio real, que aún no avanza.
Los padres piden a los pobladores ser más responsables y no llevar su basura al lugar, menos quemarla porque podrían provocar un incendio, ya que las aulas son prefabricadas lo que aumenta aún más el riesgo.
“No solo es polvo, calor, ahora los chicos tienen que soportar el olor de basura quemada todas las mañanas”, reclamaron dos madres.Además exigen agilizar la obra del colegio, ya que esperan más de ocho años para sus mejoras.
Agregaron que cada año la demanda de estudiantes aumenta y las aulas prefabricadas son insuficientes y los menores tienen que buscar opciones más lejanas.
Cabe precisar que al lugar no entran buses del Sistema Integrado de Transportes, solo ‘loncheritas’.
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