Lourdes Sahua ha podido encontrar cierta tranquilidad en su corazón. Foto: GEC.
Lourdes Sahua ha podido encontrar cierta tranquilidad en su corazón. Foto: GEC.

La noche del 10 de enero de 2012, Mary Collatupa Sahua (16) murió asfixiada luego de ser golpeada en el rostro al interior de la vivienda de Walter Alfredo Huerta Perochena, su empleador invidente que fue sentenciado a 10 años y un mes de prisión por ser el autor del crimen. Han pasado algo más de 13 años de la muerte de su hija y recién Lourdes Sahua ha podido encontrar cierta tranquilidad en su corazón al saber que el culpable está finalmente tras las rejas.

“Me enteré de su captura por las noticias. Después de tanto tiempo se ha hecho justicia para mi hija”, dijo Lourdes tras conocer que Alfredo Huerta ya está internado en el penal de Socabaya, luego de que los agentes de la oficina de requisitorias de la Policía lo capturaran el 2 de mayo mientras caminaba por inmediaciones de la plaza España del Cercado.

CRIMEN

Mary era la penúltima de ocho hermanos, y en su adolescencia soñaba con seguir una carrera técnica, por lo que decidió trabajar para costear sus estudios y ponerle una bodega a su madre para que pueda generar ingresos para su hogar.

Fue así que llegó a trabajar como empleada en la casa que Alfredo Huerta y su esposa ocupaban en el distrito de Cayma. Según Lourdes, ellos se habían comprometido a hacerla estudiar a su hija, pero ello no ocurrió y el trato con Mary cambió desde que el momento en que se negó que la menor viajara con ellos a la playa.

La noche del 10 de enero de 2012, Mary fue sorprendida mientras descansaba en su habitación ubicada en el primer piso de la casa. La menor fue golpeada en el rostro y luego asfixiada con una almohada.

Tanto el sentenciado como su esposa indicaron a la Policía que esa noche unos supuestos ladrones ingresaron a robar su vivienda y que ellos habrían sido los responsables de la muerte de la menor. Fue la esposa del sentenciado quien dijo que halló el cadáver mientras Alfredo Huerta permaneció en su dormitorio

No obstante, los peritos de criminalística que inspeccionaron el predio, no encontraron indicios de que se hubieran fracturado las puertas o se hubiera escalado por las paredes para suponer que el criminal era un extraño.

Además, encontraron una polera de Walter Huerta machada con sangre y tras pericias realizada, se determinó que la sangre era la misma que tenía la almohada con la que se asfixió a la menor

El argumento de la defensa del invidente fue que por su condición no pudo matar a Mary y que por entonces tenía una lesión en la pierna que le impedía caminar.

Tras varias audiencias en el juzgado de Cerro Colorado, en 2015 el sospechoso fue absuelto del crimen debido a que consideraron que la condición del ahora homicida no le habría permitido actuar tan rápido como para impedir que la víctima pudiera pedir auxilio.

Aquel día, Lourdes Sahua se sintió abatida por la liberación del homicida. “Yo solo pedí que se haga justicia y así Dios lo ha permitido”, refirió la madre.

Tras la apelación, la Fiscalía consiguió en segunda instancia que Walter Hurtado sea sentenciado y las claves de la condena fueron la sangre hallada en las prendas del acusado y la almohada con la que mató a la menor, también se valoró que las pericias demostraron que el día del crimen nadie ingresó a la vivienda para robar, como afirmaron los esposos.

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