Coordinador distrital de juntas vecinales de Chiguata (Arequipa), Percy Machaca. Foto: GEC.
Coordinador distrital de juntas vecinales de Chiguata (Arequipa), Percy Machaca. Foto: GEC.

Las juntas vecinales de Chiguata atraviesan una de sus peores crisis organizativas debido al abandono de las autoridades locales. El coordinador distrital, Percy Machaca, reveló que desde el año 2014, los vecinos piden la implementación de recursos y herramientas básicas de seguridad a su distrito, pero hasta la fecha ninguno de estos requerimientos ha sido atendido.

Actualmente, en Chiguata funcionan alrededor de 20 juntas vecinales que reúnen a unos 200 integrantes. Sin embargo, los vecinos aseguran que su labor está debilitada por la falta de coordinación con la Oficina de Participación Ciudadana (OPC) y por la ausencia de recursos para realizar patrullajes. Machaca explicó que cada reunión queda registrada en actas trimestrales, pero los acuerdos no se cumplen y las gestiones “se pierden en el papel”.

El dirigente también cuestionó que, a diferencia de otros distritos, en Chiguata no existen alarmas comunitarias ni sistemas de alerta que permitan a los vecinos actuar de forma organizada ante emergencias. “Hace más de diez años pedimos estas herramientas y hasta ahora no nos hacen caso”, indicó.

A la falta de equipos se suma la limitada cobertura de transporte y servicios básicos que impactan en la seguridad ciudadana. Según Machaca, el distrito cuenta con apenas 15 unidades de transporte público para más de 2,500 habitantes, sin paraderos formales ni condiciones de seguridad, lo que expone a los usuarios a constantes riesgos.

CONTRASTE

El panorama es distinto en distritos como Paucarpata, donde existen 101 juntas vecinales con cerca de mil integrantes. Allí, los patrullajes se realizan de forma conjunta con las cinco comisarías del distrito e incluso con la participación de altos mandos policiales. Su coordinadora distrital, Norma Rodríguez, aseguró que esta coordinación permanente ha permitido reducir algunos hechos delictivos.

En Cerro Colorado ocurre algo similar: 80 juntas vecinales trabajan en coordinación con cuatro comisarías y organizan rondas mixtas semanales. La mayoría de sus coordinadores son mujeres, quienes lideran activamente el trabajo comunitario.

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