Ayahuasi, un pueblo donde los adolescentes conviven con la anemia
Ayahuasi, un pueblo donde los adolescentes conviven con la anemia

Ayahuasi, casa de muertos, es uno de los anexos del distrito de Alca y de los más alejados de la provincia de La Unión. Se llega en camino de trocha de dos horas desde Cotahuasi y con solo ver a sus niños y jóvenes uno se da cuenta de la razón de la preocupación de sus pobladores, de los aproximadamente 80 adolescentes en el lugar, solo 7 no tienen anemia. No por gusto es considerada una de las poblaciones más pobres, categoría que les juega en contra.

Una prueba rápida de descarte de la enfermedad, practica el 4 de este mes en la Institución Educativa de Ayahuasi “Virgen de Chapi”, que alberga estudiantes de primaria y secundaria, el resultado fue aterrador y para las familias, injustificable: mientras en el Perú el índice de anemia es del 35%, en ese lugar es del 70%, es decir, el doble.

Doña Alejandra fue el domingo 8 de setiembre a una actividad social que convocó la Empresa ISM, recogió prendas de abrigo para sus dos hijas adolescentes, supo en el colegio por informes de su profesor que las dos tiene anemia, pese a que comen tres veces al día. Tenemos que ver ahora que tomen una pastilla que les han dado”, dice antes de ingresar a su vivienda rústica donde vive con sus cinco hijos. Solo uno, un varón, no tiene este mal.

En general “siete de cada niños tiene anemia”, menciona el administrador de la Microred Alca, Elvis Roselló quien un día antes de la visita de ISM miró el recibo de la deuda acumulada por energía eléctrica de su establecimiento y que llega a 7 mil 209 soles, como si no fuera suficiente, comprueba que no tiene medicamentos suficientes, el techo tiene goteras y no recibe ayuda. Piensa que Ayahuasi es zona más crítica.

EXPLICACIONES

Según el galeno, las familias no tienen buenos ingresos económicos, “no comen carne. Aquí tenemos la anemia ferropénica. El fierro necesario y lo encontramos en alimentos de origen animal”, resalta.

Un alimento que podría suplir esta carencia es la haba y tarwi, pero no es suficiente para mejorar la salud de los pacientes. Penosamente, el programa emprendido por el Gobierno a nivel nacional está dirigido a niños de tres meses a cinco años y a las madres gestantes, pero viendo el diagnóstico de la población adolescente, el Ministerio de Salud decidió someterlos a un tratamiento que dura seis meses.

“Sí ha habido anemia antes, pero como desde hace dos años fue prioridad para el Gobierno tratar está enfermedad recién se están sincerando la cifras, porque es a todos”, destacó el médico.

Otro de los obstáculos para combatirlo también se encuentra en los padres quienes se enfocan en sus trabajos agrícolas, principal fuente de ingreso, y olvidan los tratamientos. “Son dejados”, sentenció el regidor del anexo de Ayahuasi, Fidel Flores.

En las últimas semanas otra preocupación se sumó al problema: la disminución de raciones del programa Qaliwarma. “Vamos a pedir explicaciones”, agregó el regidor.

Según la docente de primaria, Gabi Choquehuayta, y la maestra de secundaria, Erika Coaquira, incluso antes de la reducción no alcanzaba a cubrir a toda la población estudiantil. Observan durante sus clases a sus alumnos demasiado cansados y con problemas de visión. No llegan a leer lo escrito en la pizarra o en el mismo libro. “Pero no solo es eso. Aquí tienen muchos problemas en casa. Necesitan un psicólogo y el colegio no cuenta con uno”, agrega una de las maestras.

Según las cifras de la Comisaría de Alca, de las diez denuncias formalizadas por violencia física, nueve son de Ayahuasi, la principal causa es el consumo de alcohol. Pese a una disminución de los 23 registrados hace dos años, los mismos ayahuasinos reconocen la preponderancia en el consumo de bebidas, sea varón o mujer.

“Incluso embarazadas beben”, comentan.

SIN BONO

600 hogares forman el anexo que se considera zona urbana, por lo mismo, los profesores no reciben el bono asignado para comunidades rurales. “Si fuera urbana al menos contaría con una pequeña posta o un Puesto de Auxilio Rápido (PAR)”, señala la maestra Choquehuayta.

Para acceder a una cita médica, los pacientes tienen que esperar el transporte público que solo realiza el servicio los lunes y los viernes. Una carrera particular cuesta 80 soles hasta la posta de Alca, cuyos pacientes en su mayoría son por infecciones respiratorias.

Al no contar con dinero, en una situación de emergencia tienen que atravesar por lo menos dos horas una pendiente accidentada.

“Si tiene bronquitis, mi paciente se agrava por el polvo. Y no solo eso, después de recibir su medicamento tiene que reposar, pero es obligado a caminar para regresar a su casa”, comenta la enfermera Luz Huanca. Se espera que un “metacentro”, espacio para una enfermera y un doctor, se pueda acondicionar hasta el próximo año.

La naturaleza tampoco da tregua a sus habitantes, después del periodo de heladas llega el verano con lluvias. Mujeres, varones, niñas y niños no dejan de toser.

Por la lejanía, los servicios y apoyos son escasos para los pobladores. Se manifiesta el olvido. “No se sienten arequipeños”, alega un colaborador que participó en la entrega de ayuda humanitaria.

Una alternativa para solo la enfermedad de la anemia manifestó Elías Tito Lázaro, alcalde encargado de la municipalidad de Alca es un presupuesto exclusivo. “Nos vamos a reunir todos. Salud, comisaría, población para cuidar a los futuros ciudadanos sino cómo van a estar”, indica.

10 casos de violencia doméstica fueron denunciados este año.

70% es el índice de anemia en el pueblo, el doble del nacional.

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