En la plaza principal de Cayma, al costado derecho de la comisaría, se encuentra Máximo Chuco Cjuno quien a sus 71 años, con pocas fuerzas para caminar, continúa trabajando vendiendo periódicos en el puesto de su hermano. En sus manos se observa el esfuerzo y dedicación que le puso a su antigua labor en construcción.
Su sonrisa y amabilidad destaca al atender a todo aquel que acude por un periódico, escondiendo su tristeza y preocupación por los tantos problemas que lo aquejan. Él apenas gana de 10 a 15 soles a diario, hay días que no se vende nada, pero continúa yendo para sentirse útil y llevar algo a su precario hogar.
HISTORIA
Máximo Chuco llegó a Arequipa de Cusco muy joven, siempre venía primero de visita. En unos de esos viajes, a sus 28 años, tuvo un grave accidente y perdió el ojo izquierdo. Se trasladaba en un camión y este chocó en una de las canaletas contra la pared y la varilla del vehículo se incrustó en el órgano visual del adulto.
Fue trasladado de emergencia al hospital, pero lo único que hicieron fue retirarle el ojo asegurando que no tenían cómo salvarlo. Desde esa fecha cambió su vida, pero no se rindió y consiguió trabajo en construcción. Se adaptó a las adversidades, se juntó con su pareja y tuvo cuatro hijos. Se asentó en Casimiro Cuadros, Cayma y hasta la fecha vive ahí.
Dejó de trabajar hace años luego que lo operaron de su vesícula. En ese momento, al salir del hospital y recuperarse en su casa, pensó que podría seguir laborando en construcción, pero ya no tenía las mismas fuerzas de antes. Su estado empeoró cuando le diagnosticaron problemas en su próstata y ahora no sale a ningún lugar sin su sonda.
Él vive con su esposa, quien lleva postrada en una cama hace más de 10 años, se trasladaba con un bastón y ahora usa silla de ruedas para ser llevada al hospital. Ella padece de artritis y para tener al menos un poco de fuerza en sus músculos debe comer proteínas, vitaminas y una serie de medicamentos.
Máximo Chuco cuenta entre lágrimas que ya no puede ser el mismo de antes cuando trabajaba y ayudaba a su familia, ahora depende de una de sus hijas, quien con paciencia y amor cuida de sus dos padres. Sin embargo, esta ayuda es insuficiente, porque las medicinas y traslado cuestan y la hija también tiene otros gastos de escolaridad, atención a sus propios hijos.
“Ella nos cuida, antes yo la ayudaba cuando trabajaba en construcción, pero ahora no puedo hacer nada, me duele todo, y a veces me pongo mal, me tiene que llevar al hospital o mi esposa también se enferma. Me preocupo mucho por mi esposa, por mi salud. Todo se me complica ahora”, relató.
SIN AYUDA DEL ESTADO
Máximo vive sin ningún apoyo del Estado pese a que tiene más de 65 años y es una persona con discapacidad visual. Tiene su carnet del Conadis vencido y cada vez que intenta actualizarlo, no encuentra una adecuada atención. Fue con su hija para ver si podían recibir la pensión, sin embargo, no le aprobaron.
La respuesta del Estado fue que su vivienda era material noble y no podía ser considerado como pobre. Máximo vive en su hogar de un piso con cuatro cuartos, deteriorados. No cuenta con celular y duerme en un catre, al igual que su esposa, a quien ahora último se le malogró su silla de ruedas. Si deseas apoyarlo con alimentos, recursos económicos o medicinas, puedes dirigirte a su vivienda en Casimiro Cuadros, a la mitad de la calle Vinatea Reynoso, en Cayma.
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