Tenía apenas ocho años y ya había decidido apagar su vida. El menor creció en una familia disgregada, con un padrastro violento y víctima de tocamientos en el colegio. “No tengo quién me quiera, no tengo quién me defienda”, confesó antes de atentar contra su vida.
La historia del niño estremeció a los médicos del área de psiquiatría del hospital Honorio Delgado Espinoza, pero su caso no es un hecho aislado.
El médico siquiatra Ricardo Ibáñez, jefe del área de Psiquiatría del hospital regional sostuvo que que en el Perú, el suicidio se ha convertido en un problema de salud pública cada vez más visible. Las estadísticas revelan que en Arequipa son 124 personas murieron en estas circunstancias en el ultimo año, supera incluso a Lima, que reportó 116 fallecimientos.
MENORES
Detrás de esos números hay rostros jóvenes. Más del 60% de los suicidios corresponde a menores de 50 años, y el especialista alertó que los intentos en niños y adolescentes se están incrementando como el caso descrito.
En lo que va del año, el personal del área de siquiatría del Honorio Delgado ha atendido a unos mil 500 menores por depresión, ansiedad, bullying o violencia familiar, un incremento de hasta 50% respecto al año pasado.
Ibáñez refiere que el primer lugar para detectar señales de alarma es el hogar. “Los niños hoy sienten un abandono real o percibido; papá y mamá están distraídos en otras actividades y pasan por alto el aislamiento, cambios de peso, alteraciones del sueño o tristeza profunda en sus hijos. Esa falta de atención abre un vacío que, muchas veces, las redes sociales llenan de manera peligrosa”, dijo.
Agregó que “dejar a un niño en internet sin filtros es como abandonarlo en el barrio más peligroso de la ciudad”, exponiéndolo a violencia, pornografía, drogas y hasta métodos para atentar contra ellos mismos.
Recomendó a los padres darle el tiempo debido a sus hijos para compartir, brindarle afecto e interés por sus cosas ya que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
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