“Lo perdí todo y quiero la reubicación, no me quedaría acá de ninguna manera, porque tengo miedo de vivir aquí”, dijo Natalia del Carpio, de 37 años, pobladora de Villa  en la provincia de Castilla, una de las primeras afectadas por el huaico el pasado 7 de febrero.

Duerme junto a su hija Yulia (4) y su esposo en una de las carpas instaladas en el colegio Libertador Castilla. Es profesora de nivel primaria en el anexo El Castillo, recuerda que desde el 2001 vive la zona, antes estaba en el anexo El Monte, pero su casa fue dañada por el terremoto en ese año. El entonces alcalde, Edy Medina, les entregó el terreno en Villa Aplao, donde construyó su vivienda de material noble, hoy solo ven un predio vacío, ya se recogieron todos los escombros que quedaron. No quiere volver y espera que la lleven a una zona segura.

TERROR

“Tampoco venderé este terreno a nadie, porque lo que yo viví fue una película de terror y no quiero que otra persona lo pase”, dijo aún dolida por lo sucedido. Fue ayer al lugar para ver si su refrigeradora sirve, fue lo único que quedó en medio del lodo.

El pasado 7 de febrero, día del desastre, los vecinos gritaban “huaico”, pero no escuchó, lo que la alertó fue que una vecina le tocó la puerta con una piedra y salió indignada con su pequeña. “Un vecino me llamó que vaya a su casa y mi hermana también me llamó por el celular para alertarme”, dijo.

Su casa era de un piso y ya tenía acabado, hoy no queda nada .”Lo que más me duele es haber perdido fotos de mi bebé y todo lo que tenía mi pequeña”, dijo.

“Yo logré conversar con el presidente de la República, Martin Vizcarra cuando vino, me dijo que la atención será por etapas, primero la limpieza luego ver los daños, solo espero que la atención se agilice”, dijo.

TEMOR

Como ella, la familia Calcino Tancayllo vive similar tragedia, pues la casa donde habitaban quedó destruida. Esperan que el Gobierno nacional agilice el apoyo para la reconstrucción. “Quisiéramos saber si habrá reubicación y si no hay que por lo menos se brinde las garantías de que hayan defensas para que desvié el huaico, porque estamos asustados. Si hay reubicación no iríamos”, dijo Jesús Taco yerno de José Calcina Diaz dueño de la vivienda. También acude al colegio Libertador Castilla para dormir.

En Villa Aplao lo que antes eran calles asfaltadas con veredas y algunos árboles hoy son senderos de polvo. “Este pueblo tenía todo, pero hoy quedó un desastre” dijo Natalia del Carpio mientras almorzaba junto a su familia en la vía, frente a lo que antes era su casa.

En esta zona son 45 familias damnificadas y afectadas quiénes reciben alimentación de una olla común que se prepara en el comedor popular de la calle Virginia Belaúnde.

53 familias damnificadas hay en Aplao y anexos tras el ingreso del huaico.

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