En 2020, se quedó sin trabajo debido a la pandemia por la covid-19, pero eso no la frenó y, por el contrario, decidió emprender con lo que más disfrutaba hacer: tejer. Es la historia de Gloria Aguilar, quien a sus 70 años continúa laborando y su próximo objetivo es formar una microempresa de tejidos.
Gloria aprendió a tejer a los 18 años por su abuela, a quien admiraba por su fortaleza tras sacar adelante a su familia. Luego de observar la pasión de su segunda madre al agarrar lana y empezar a mover las manos para formar una hermosa prenda de vestir, ella decidió seguir sus pasos.
A sus 20 años su pasatiempo favorito era diseñar su propia vestimenta para luego agarrar lana de alpaca y empezar con el tejido de chompas. Al no tener suficientes recursos para la elaboración de sus ropas, ella los deshacía cuando ya no le gustaba el modelo y empezaba a tejer otro con la misma lana.
SUEÑO
Pese a que le encantaban las manualidades con las manos, decidió estudiar y trabajar en otros campos.
Fue en 2020, que —tras quedarse sin empleo— decide emprender. Al inicio lo que vendía eran lanas de alpaca. Aficionada a ese producto, compró decenas y de diversos colores. Usó su cuenta de Facebook para publicar a través de Marketplace, sin tener expectativas.
A los días ya tenía sus pedidos. Se emocionó y tomó más impulso cuando hacía las entregas. A las semanas se puso el reto de tejer, pero ya no para su vestimenta, sino para clientes que les guste su trabajo. Lo primero que realizó fueron chompas de diversos estilos.
Ella diseñaba y se guiaba de las modas que se imponían a nivel internacional. Tampoco tenía expectativas, pero a los usuarios les gustó su trabajo y empezaron a comprarle.
Gloria no se bastó con lo que sabía y se puso un reto mayor aprender más técnicas de tejido y bordado. Es así que ingresó a clases para profesionalizarse a sus 68 años.
Ahora domina diversos estilos y realiza amigurumis (tejido de muñecos a crochet), peluches, casacas, polos, faldas, flores, entre más.
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